> Dilecciones 14/29
c) Si en los sensores del tiempo se engranan las horas (mustios inventos relativos que predicen nuestra muerte), en las horas se ajustan los momentos (raudos vientos de tifón que llegan destruyendo todo para luego edificar nuevas costumbres). ¿Y la dicha dónde queda?, en la pradera remota de los recuerdos; allí se revuelca radiante y se le nota desde lejos por sus anaranjados tonos.
Mas la dicha, sin ella –sin sus esquemas, sin su entidad, sin su albor- se vuelve tiempo del tiempo, sin horas ni momentos ni praderas. La dicha, sin ella, es como decantar perfumes de nada. Pues aunque alabado sea el olfato (no se malentienda) poca es la mucosa que percibe sólo viento.
a) Su color es de durazno; tibio, terso, sonrojado. Sus ojos, cristales de Murano esperando que un barquito de San Giorgio llegue colmado de talladores valientes. Sus cabellos (cada hebra, cada intento, cada trenza) semejan saltos de agua revueltos entre flores moradas, manzanas y pimienta. Del ombligo me reservo el comentario, sólo digo: no hay dios ni diablo; puro averno tangible con nirvanas de embrujo. Sus rodillas abastecen las palmas de mis manos sangrantes con calor de incendio: seco, efectivo, arrebatado… y sus pies son la gloria del musgo, caricia sobre el césped, razón de existir para la espuma.
c') Pero ella es tiempo, es momentos, es praderas, es recuerdos. Tonos ocres que, aventurados, oxidan la maquinaria del silencio. Y entonces pienso en su idilio y aparecen los espejos y enrarece el aire que respiro y mis mejillas se magullan con la prisa del minuto y la paz no entiende, se destruyen mundos, se inventan bombas, virus sin vacuna, cataclismos, hambruna… y de vuelta al monitor donde le escribo todo esto, y ¡coño!, todos los prismas se quiebran.
b) “Saldré en dos días hacia el norte” / Cuánto tiempo vas a estar / Una semana, diez días / Una semana o diez días / Más o menos / Cuánto / Una semana, poco más / Pero cuánto / Nueve días / ¿Te dieron ese encargo? / Mi jefe enloqueció / ¿Te lo dieron? / Sí, mi amor; serán otros tiempos / ¿Y estás contenta? / Ya no sé si es lo que quiero / Cuando dudas estás contenta / ¿Tú crees? / Te lo aseguro / ¿Y si algo rompo? / Te ayudo a pegarlo / Y si me corren / Yo te recojo / ¿Y después? / Nos vamos de fiesta / ¿Bailaremos? / Pura salsa / No soy tan de salsa / Te subes en mis pies / ¿No te lastimo? / No más que tu ausencia / Serán nueve días / Será divertido / No hagas maldades / Y si las hago te aviso / Y si las haces me invitas / ¿Te vienes? / Me vengo / Convenido entonces / Como debe ser, caballero / Dame un beso, pequeña / Y como de qué sabor lo quieres / De tiempo / ¿Al tiempo? / Mejor caliente.
En rosa: Paz Villa
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domingo, 14 de septiembre de 2008
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5 comentario(s):
"Mas la dicha, sin ella... se vuelve tiempo del tiempo..." Me gusta esta frase, me intriga, me parece que aprehendo su sentido y a la vez, se me escapa. Me ha gusta'o, hombre. (Y esa descripción de a), ¡qué imágenes tan bellas ha construido usted!)
Le dejo aquí a mi que querido Pellicer, para que converse con su dilección:
En el silencio de la casa, tú,
y en mi voz la presencia de tu nombre
besado entre la nube de la ausencia
manzana aérea de las soledades.
Todo a puertas cerradas, la quietud
de esperarte es vanguardia de heroísmo,
vigilando el ejército de abrazos
y el gran plan de la dicha.
Yo no sé caminar sino hacia ti,
por el camino suave de mirarte
poner mis labios junto a mis preguntas
-sencilla, eterna flor de preguntarte-
y escucharte así en mí ¡y a sangre y fuego
rechazar, luminoso, las penumbras…!
Manzana aérea de las soledades,
bocado silencioso de la ausencia,
palabra en viaje, ropa del invierno
que hará la desnudez de las praderas.
Tú en el silencio de la casa. Yo
en tus labios de ausencia, aquí tan cerca
que entre los dos la ronda de palabras
se funde en la mejor que da el poema.
"En el silencio de la casa, tú", se llama.
Oh, gosh!!
Qué espeluznante es verme reflejado a veces en los verdaderos poderes de la palabra escrita.
Esto parece un fusil junto a Carlitos: manzanas, praderas, silencios, ausencias, viajes, besos, dicha.
Yo creo que si los dejamos aquí (a esta dilección y al poema) se harán muy buenos compinches.
Gracias, otra vez, por encontrarle el tercer pie a esta musaraña.
Besos de manzana y todos los abrazos que en la ausencia quepan.
PAZ.
je¡
TAN LOKOSSSSSS
jajejijojujcofcofcof
friscos
(Jujujú) / COF
¡Sí cierto mi querido bomboncín!
--> LOCOS DE ATAR.
Pues así:
si uno no está loco,
como si no vive...
y ya'stá.
¡nadie se muere!
(Krahe)
Salú.
Y aquí se me escapó una lagrimita
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