viernes, 5 de septiembre de 2008

Enterrar el Pasado

> Dilecciones 5/29



Fue la primera vez que “invitamos” a una pareja al hogar; estábamos muy nerviosos. No eran familia, no eran amigos. ¡Eran vecinos! (maldita costumbre alemana de los años 50). Vecinos que durante el día nos ayudaron a bajar cajas y muebles de la mudanza, y a los cuales, quizá por efectos tardíos de algún gen de decencia, les aceptamos una cena en nuestra casa.

En los manuales de Carreño que alguna vez leí de pequeño se explica claramente que las impresiones tempranas son, por ley, las que más perduran. No debiera ser así señor Carreño. Es delictiva la sentencia. ¿Y si no hay sillas, ni mesa, ni estufa y todo está bellamente acomodado en cartones de dimensión diversa, y hay polvo y falta una ventana? / No inviten, dice despreocupado el mister.

No inviten; muy fácil. Se trata de gente que empleó cuatro horas de un sábado para ayudarle a dos extraños a traer paja para su nuevo nido… y “no inviten”. Eso, corrijo, no es ni delictivo; es criminal. / Quién invitó: ella o usted / Eso qué tiene que ver / Mucho / Es usted de pocas palabras, señor Carreño / Mucho tiene que ver / Por qué / Claves de buena etiqueta / Y cómo se comen / No se comen; se aprenden, se practican, las traemos dentro / Se está usted contradiciendo / No señor / Sí señor; o son producto de la costumbre o son fuerzas natas / ni una ni otra / No me venga a molestar con teorías caducas / ni una ni otra, señor: claves de buena etiqueta que responden a impresiones tempranas / Me está colmando la paciencia / ¡y a paciencia, por supuesto! / ¿…?, váyase de mi mente, por favor / Quién invitó / ¡Ellos! / ¡Válgame Dios! / Ellos dijeron que, si no era molestia, podían traer un poco de vino y quesos y así enterarnos de la vida en la colonia… y conocernos mejor / ¡Válgame Dios! / Por favor, señor Carreño, se está metiendo el corazón en un puño / ¡Quién aceptó: ella o usted! / ¡Yo, yo fui quien dijo sí!, ¡por qué los gritos! / Debe estar enfadada su señora / … no es “mi señora” / ¡…!, ¿está usted viviendo con otro…? / No, no, Carreño ¡qué pasó! / No entiendo ¿en qué año viven? / 2009 / Demasiados números / Demasiados, sí, y las relaciones ya no son de señora y señor, son más… son más… ¡eso! / ¿…? / Compañerismo, qué se yo… mutua comprensión / No están casados, viven juntos, invitan a desconocidos a cenar en una casa que no tiene ni un mueble en estados decentes / Bueno… ahora que lo menciona, uno de estos días nos casaremos / Me asusta un poco su actuar / ¡Usted jamás se casó! / ¡Eso es mentira! / Eso dice su biografía / ¿tengo un biógrafo? / No lo sé, hay una página web con sus datos / ¿Una página qué? / Señor, es una delicia conversar pero realmente tengo cosas que hacer / ¿De verdad no está enojada su mujer? / Mi mujer, mi señora, mi… ¿en qué quedamos con lo de la posesión señor Carreño? / Lo siento, me es difícil / A mí más, créame. Y no, no está enojada, ni violenta, ni humillada / Dígale que haga una ensalada / Yo la haré / ¡Y ella qué hará! / No sé, hay muchas cosas tiradas, está viendo fotos, ¡lleva una caja abierta! / ¡Dios me libre! / Deje de meter a Dios en sus conversaciones banales / ¡Santísimo Cristo! / Se acabó. Me voy. Después lo encuentro / ¡Que lave algunas copas!, ¡Póngala a lavar las copas! / …



Observador: Miguel Marazuela (cajas de mudanza)

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