miércoles, 2 de febrero de 2011

Parafernalia

< Para Escuincla y Pepino



Antes, esto:



1

Mi madre desgranó los recuerdos como quien, paciente, deshila las colchas. Dijo muchas cosas y habló por hablar más de una vez. Rió llorando como suele hacerlo cuando el llanto se convierte en carcajada y viceversa.

Horas antes, fue orgullosa anfitriona: puso en las gargantas, tequila con almendras, y llenó los vasos, una y otra y otra vez de Riojas, besos, bendiciones y aguas calmas. A las barrigas: cerdo con papa, orégano y poro. Enjutó el espíritu de cada convidado con manzanas confitadas y sació nuestras manos con café caliente y cargado. Jerez para las damas, el anís es de varones. Y todos bebimos complacidos.

2

El anís empaña los sentidos de nostalgia: es el instante lúcido y breve de gráciles labios y lenguas dormidas. Las brasas quemadas por lumbre que baila, calidez de la que abraza. Es la tarde invernal con la rica compaña y Cameron atrás, al violín, seduciendo lejano con sus chestnuts roasting on an open fire. Es la habitación que se fragmenta en luces diminutas con el chocar de las copas.

Por su parte, el jerez, es la romanza temporal que enclaustra cada comilona de manteles largos (cuando queda poca gente y el aire se aligera). Es el vino fulgurante en dejos de madera y nuez moscada que apalanca los abrazos y deja los ojos fijos en la conversación mundana y limpia.

(Son las sonrisas de intermedio las que sanan, y el viento con llovizna, afuera, el que despeina. Son el “quédate aquí” las fotos viejas y el “gracias a la vida” lo que éstas encierran.)

3

Sobre la mesa, plena en licores y semillas, escuché a los viejos sabios decir que el amor moderno se atolondra en los cables de alta tensión / Bien / El amor (¿moderno?) se intoxica en las sábanas saciadas antes de cumplir los diez y tantos / También (que se siente) / El amor que hoy empapa las calles es lluvia ácida para los corazones / Sí / El amor de a mentiritas de nuestros jóvenes es calentura innata / Nata, quisiera corregir / El amor del siglo veintiuno: parafernalia de gatas y vagabundos / Pues sí, pero... / ¡Hoy el amor es insolencia de niños! / ¡Tal vez, y qué, si mientras jugando: ría, corra, tropiece, sangre, cicatrice, sane y aprenda! / Salud, entonces: no hacían falta los gritos / Salud, entonces: yo creo que sí (hacían falta) / El amor de ustedes no existe / ¡Los métodos cambiaron! / El amor de ustedes no existe / Ya cantó Luz Casal que “el amor es un misterio que importa sólo a dos” / ... / ... / El amor de ustedes no existe / Salud, entonces.

Ajena a la discusión, mamá sacó de un sobre una hoja rota con notorias huellas de una Remington Rand.

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INTERMEDIO
Presentación de personajes

El hombre de negocios: Diego Barrena



El coronel: Pedro (Muñoz) Campuzano



La adorable hijita: Cristina Campuzano



La estimable esposa: Micaela García



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4

San Cristóbal, enero 30 de 1898
Señor Coronel Don Pedro Muñoz Campuzano
México

Mi querido Coronel:

Quién sabe si con la presente pueda ocasionar a usted alguna molestia, pero Dios sabe que no es mi ánimo, ni lo ha sido jamás, proporcionarle una nimia contrariedad; mas si tal hubiere, sírvase dispensármela, acorde al grande cariño que siempre le profeso.

Llevo algún tiempo de relaciones amorosas con su hijita Cristina, a quien amo y por quien soy correspondido.

Tiempo atrás quise haber contado con la voluntad de usted y la de su estimable esposa, para comunicarles a la par, mi resolución de tomar estado, y quise haberlo hecho verbalmente, pero pensé en aquel entonces que era un tanto prematuro.

Hoy por la circunstancia de mis negocios, casi en curso normal, así como por el tiempo transcurrido, me atrevo a hacerlo con la esperanza de encontrar su voluntad nunca desmentida para mí, y la que importará mi felicidad al porvenir.

Usted que me conoce sabrá estimar si soy acreedor a tanta dicha, y si seré capaz de hacer la felicidad de su querida y adorable Cristina. Si su anuencia paternal (tan indispensable en este caso) me es favorable como lo espero, mucho le he de estimar su respuesta, que en todo caso espero siempre por correo.

Hasta el mes de marzo o abril será mi regreso a esa, y entonces tendré el gusto de saludarlo personalmente. Entretanto y esperando su respuesta, me es grato repetirme como siempre a las órdenes de usted.

Su afmo. amigo que lo quiere:
Diego Barrena

Por este mismo correo escribo a Miquita, en el mismo sentido.


5

En el amor:
Se resuelven los apenados.
No hay tesis ni praxis razonables.
No hay inquietud mayor que la del hambre;
sólo confianza (y leyes gravitacionales).



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