> o Lecturas Detestables 5/n
Se atrevió a perder primero. Deambuló por tantos recuerdos y tan vagos que su quebradizo espejo se quebró. Dolió. Jamás había dolido tanto (y dime si había perdido, pero esa vez perdió). Comenzó mintiendo: con falsas teorías de la relatividad hizo de su mundo un poderoso embrujo contra el ser honesto (un escarpado terreno para diversión de los mitómanos).
Calentó sus ansias; se quemó. Nos dijo a todos: “no te creo” y sólo yo me lo creí. Dicen que engañaba, que sus pupilas se quedaban quietas y se le arqueaba de pronto una de sus cejas. Yo pienso seriamente en su verdad como Verdad (aunque tolere la de los otros). Dicen que falseaba datos, que sus manos se entrelazaban con manteles largos de divinos pesares y cuasillantos; que por ello, se nos caía la baba. Que hasta por eso, la lástima en el aire vagaba, le rondaba. Y ella que tan bien se ríe, y yo que siempre he confiado en su sonrisa.
Se aventuró a partir primero. Conoció los límites psíquicos del quehacer humano y corrió tan aprisa que su aletargado pensar se cansó de pensar (y le ganaron todas las tortugas). Yo que a tantas liebres he cazado y que de los anfibios paso, perdí aquel día toda la pierna y no hubo prótesis alguna que fuera capaz de salvarme. De tanto caminar, partí camino y la perdí; me atreví a perder(la) primero.
Puse a hervir mis ansias y ofrecí de beber a sus amigos; sus amigos no bebían, mis ansias, como las suyas, se calentaron, pudiendo al fin, arquear una ceja. Ella (nada en serio) creyó en mi Verdad como "verdad" (y dejó de confiar en sus aliados). Cuentan que a ratos reía, inventando esquemas y falseando manos para después curarlas; bordaba manteles que acompañaron muchos años sus penares largos, que hicieron brotar dos llantos que salpicaban el aire y que por lástima, llenaron la vaguedad de rondas.
(¡Pero en qué conjugaciones andas!)
Fue la primera en atreverse. Dibujó paisajes con espejos sobre espejos sobre espejos y se vio y se vio y se vio forzada a romperlos todos, dejando en las aristas mentiras regadas, mundos relativos y embrujos terrenales. Pudo más la tortuga, que miró a la liebre ser comida por el zorro, a la nube asustarlo y al aguacero detenerla; sólo entonces cruzó la vereda de la verdad, de canto y sin ansias. Con pausas, sin fuego. Y yo tan clima invernal... ella tan lloviznita.
Señalan los que se mojan, que su vientre escapó del riego y su mirada hizo labor de costurera, teje que te desteje todo lo blanco de los manteles, dejando a solas lo negro. Apuntan al cielo cuando llueve y dicen que es ella llorando. Anuncian tormenta… siguen guardándole lástima. Y ella que tan bien se ríe... yo que siempre he confiado en el verano.
< U.N.K.L.E. Rabbit in your headlights. >
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"El hombre está siempre dispuesto a negar
todo lo que no comprende".
Blas Pascal.
Sí cierto.
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martes, 5 de agosto de 2008
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