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Pauta: ¡Bienvenid@ a la entrada más mamucles jamás escrita en el Peatón! (y eso que hay varias que, en la misma categoría, compiten). Si acaso sintiera pereza, léame otro día.
Propuesta: Como favor, déjese empapar tantito, no hace daño. Le sugiero que para una correcta 'visualización' de los detalles que a continuación enunciaré, le ponga play al reproductor y continúe leyendo lo apropiado. Luego si quiere, escuche completa la selección, mientras se come un dulce o se fuma un cigarro (qué mejor si es lo primero). Después siga leyendo en silencio y cuando aparezca otra canción, vuelva a completar la experiencia.
(Me están comiendo los moscos ¡malditos climas tropicales!… pero eso a usted no le interesa.) Bien, espero haber sido claro. Y gracias. Una última invitación: léalo con calma; por la noche, sin prisas, descálcese, procúrese un masaje. Mire a la vida en Technicolor.
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1.
Durante uno de los primeros conciertos de la Sinfónica a los que asistí, por invitación directa de mis padres, llegó a mi razón la música sapiencial. La enamorada - con el alma en un hilo - de los amantes vampiros y los melómanos enfermos. Me refiero a la “música concreta”: semitonos y quiebres eficaces que dañan tímpanos no habituados; compases directos a la aorta; jovencitas maliciosas que visten de negro en minifalda y se pintan de azul las uñas para robarte un coqueteo. Música concreta. Bálsamo de las ciudades.
Espere diez segundos.
Imagine por un momento mis ojos bien abiertos.
Mis manos inquietas, llevando tímidas a toda la orquesta: por allá un saxofón, ahora entra un flautín, ¡qué manera de emerger de lo profundo tienen esos trombones!. Y luego las imágenes: volando sobre bosques, acariciando las copas de los pinos, saludando al águila, esquivando acantilados, mi envergadura bien estirada y haciendo las paces con el viento. A lo lejos, venados que se esconden, más cerca un río, perlas reflejadas de sol que me ciegan. Decido tomar más velocidad, caigo en picada, me carcajeo y sumerjo en la selva rasa, entre monos y serpientes. Vuelvo al cielo, me doy tres vueltas, salto entre la nada… planeo. Luego de vuelta a la sala, donde el violín acompaña mi regreso y todos los metales, mi alegría.
Abra sus dulces, cierre los ojos, mastique, sueñe.
Cuando quiera el 'stop', seguimos.
2.
Quedó sellado el destino. Cuando llegó la siguiente temporada fui el primero en rogarle a papá que fuéramos. Pasaron cinco viernes de programas pesados y Shostakovich y Dvorak, Grieg y Mussorgsky, y todos los años obscuros de Beethoven. Luego, como entremés a los finales, una linda noche, de gala, beneficencia y promoción, el sr. Klaus Xonavarth, hoy permanente de la vienesa, me convidó un trozo de entusiasmo: “1era. (y última) mini-temporada de los clásicos abstractos”… what a heck? Pues una delicia le digo.
Siendo yo veracruzano, la marimba es mi instrumento (xilófono en madera, vibráfono en metal, dijeran los cautos y doctos y alzados). Pero yo a mis recién cumplidos 13 años sólo había escuchado “solamente una vez”, “Veracruz” o “Noche de luna en Xalapa” (allá, en los semáforos o portales del Puerto). Nunca esto. Qué impresión. ¡Y cómo movía los brazos el sujeto!
Aún ahora me es difícil conectar estos cabos sueltos en mi mente. Y sí; mire usted cómo son de abstractos estos tipejos. Dejé de lado a los concretos y me ensimismé con los austriacos (porque, verá, esto se puede decir que lo crearon ellos). Cada vez que escucho los conciertos de los hermanos Fitkin o algo que me atrape de Wim Mertens, sólo puedo ponerme a dibujar líneas sin despegar el lápiz de la hoja; haga el intento, notará que es harto divertido… si fuera autista.
Pienso que esto fue diseñado pensando en los arquitectos: trazos, gomas, borrones, cálculos, estilógrafos, grandes restiradores, puñados de colores, líneas cruzadas, fachadas, ventanas, frisos. Y algo de minimalismo.
Deje que le corran los minutos.
Pruebe las trufas de chocolate amargo con menta.
Ya que se acabe esta indómita belleza, continuamos.
Usted me avisa.
3.
Ese mismo año, luego del cierre formal del festival, la OSX se esmeró en presentar, en sala chica y mejor tratado de la acústica, un par de recitales para cuartetos de cuerdas. Son un manjar de primera mano. Yo los recomiendo siempre con vermouth y cerezas.
Pero lo que aquí me impera es de una dimensión superior. La orquesta a truene completo: La obertura a la Sinfonía “1812” de Tchaikovsky. ¡Qué manera de asustar a un niño! Válgame usted la neófita expresión, pero qué puta loco estaba ese cabrón.
Póngale imagen al recuerdo: un pequeñín pálido y atento, al que le nacía un tic en el ojo izquierdo cada vez que al de los timbales se le ocurría elevarse un metro y caer con todas sus fuerzas sobre su instrumento para simular los cañonazos. ¿Sabía que en Viena, durante su estreno, don Piotr le propuso al de la Guardia Nacional utilizar cañones de verdad? ¡y le dijeron que sí!. Cómo olvidar también al de las campanas, casi colgado de un aparatoso armatoste, reguindándose por doquier para despertar inquietud y 'vivas'. Bueno, pues hasta ése leía partitura; notas a tres octavos para campana mayor de catedral.
Vaya sueño, mejor absténgase de ingerir algo, no sea que al estar escuchando se le atore la almendra garapiñada. Bien. ¿Pasamos a la siguiente estampa?
... ¿pasamos?
Ok. Le espero.
4.
El Bel Canto. No la ópera clásica de Verdi o Bizet sino la coetánea y adaptada al gusto popular. La que hacen los chicos de hoy por puro entretenerse y a la que, en este intelectual ejercicio, doy cabida.
Hace diez años, Roger Waters, en su afán experimental y excéntrico (cual Paul McCartney) por seguir creando obras conceptuales, tuvo su affair con el género vocal. Escribió, junto a Nadine Roda-Gil, la ópera Ça Ira, inspirada en hechos de la Revolución Francesa, y con resultados sorprendentes.
Lo que le comparto aquí responde a criterios de rareza e innovación: látigos en la orquesta. Fuetes que acentúan, con ritmo y metrónomo, los intermezzos instrumentales previos al coro. Una exquisitez, un absurdo jugueteo.
Además, es de especial mención la voz de Ismael Lö, un cantante pop de Mozambique, que cuaja a la perfección con las andanzas del Rey Louis Capet y su bonita idea de llevar la esclavitud a África, antes incluso que los ingleses. Bueno, no es nada contra la Francia, que me encanta en comida, mujeres y amigos. Es la historia universal, la no oficial, la de a de veras.
Atención al latigazo.
Quédese muy quiet@.
Luego tire sus muebles si quiere, ¡que reboten contra las paredes!...
Venga, ya casi es hora de despedirnos.
Pero ande, pruebe sin miedo las galletitas de alcaravea con miel que con tanto esmero le preparé.
5.
Le contaré algo propio de las hadas:
Las petit orchestres u orquestas de cámara son, para muchos, una brisa ligera de esperanza. La música que usualmente interpretan cumple la noble función de transportarnos a un mundo de anhelo: blanquiazul y con cielos despejados.
Nacieron en Alemania, luego de que la hija de un duque enfermara gravemente de pulmonía hasta el grado de no poder moverse de su lecho perfumado. Para calmar sus fiebres y desvaríos, su padre le encargó a un amigo músico que compusiera melodías para ser tocadas con pocos instrumentos. Supongo que, por efectos de espacio, el buen papá le llevaba serenatas a la hija hasta su mismísima alcoba…
Muchos años después, en 1970, nació la Penguin Cafe Orchestra de manos de Simon Jeffes, que revolucionó los auditorios con sus composiciones oníricas. Aquí le dejo la pieza más valiosa de aquel alemán amigo del duque, compuesta expresamente para Annita Köringer y retomada por estos francocanadienses.
Como una brisa ligera.
Acuérdese caminante.
La vida es a colores.
Es un caramelo de fresa.
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Encore.
Para Ursula.
La música es también (la musa es también), equilibrio de fuerzas (técnicas e instintivas) entre el hombre y la naturaleza. Entre lo que oímos y sentimos...
"We are resolved into the supreme air,
We are made one with what we touch and see,
With our heart's blood each crimson sun is fair,
With our young lives each springimpassioned tree
Flames into green, the wildest beasts that range
The moor our kinsmen are, all life is one, and all is change.
(...)
We shall be notes in that great Symphony
Whose cadence circles through the rhythmic spheres,
And all the live World's throbbing heart shall be
One with our heart, the stealthy creeping years
Have lost their terrors now, we shall not die,
The Universe itself shall be our Immortality!."
Fragmentos de:
We Are Made One with What We Touch and See .
Oscar Wilde.
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viernes, 4 de julio de 2008
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10 comentario(s):
uy, qué bonito don! Caramelo de fresa con final disonante. De casualidad no fuiste a un concierto de Tambuco en la Nezahualcóyotl por ahi del 2004 ó 2005, donde tocaron una pieza para mosaicos y una versión para piano y percusiones de La consagración de la primavera? Maravilloso, creo que te hubiera gustado.
Muchas gracias, maestro. Oye, y aquí cómo se pide un ancore?
¡Ah, Tambuco! (lagrimilla del recuerdo) / Son la pura verdad de las percusiones. No, no fui requerido para el evento que tan amablemente me menciona señorina.
Pero bueno, como me piropeó las estampas, sus deseos los cumpliré. Deje que ensayemos algo con "los chicos" y le pongo el encore aquí mismo.
Un sentido abrazo.
jajaja, vale, justamente venía a corregir
Dos sentidos abrazos
It enables us to express our feelings and opinions.
It could challenge the ideas of the people who visit your blog.
¿¿??
...
...
y eso ¿es bueno o malo?
...
¡fackin spamers!
Y para que es un blog si no para dar las opiniones y experiencias de uno mismo. Viva la libertad de expresión y viva la buena música.
Un saludo desde acá.
... estamos de acuerdo ¿no? / Supongo que leyeron el texto de "Dos Copas de Ron" y se me indignaron... / ¡Pues a tomar por culo!, dijeran los gachupines. / Hoy la gente se toma muy en serio todo.
Bueno, ¡qué le vamo'aser!
Gracias por la complicidad Carmen.
Te mando un abrazo.
¡Bravo! ¡Bravo!
Muchas gracias maestro, de corazón.
Abrazos!
A votre santé!
De nada.
Un placer...
'Ai lo que sea su buena voluntad (pa' los músicos seño).
Guiño.
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