martes, 8 de julio de 2008

Encanto de Finísimas Reacciones

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Toqué los pastos celestes. Sostuve un mapa de Ursa Minor y la Casiopea. Me enredé un momento en las figuras y las ubiqué en mi cielo. Atiné con escribirles un poema para después romperlo. Son cosas que hace la gente: separarse del presente, quemar al pasado, maldecir lo que viene. Son las rutinas de la gente; la que vive y come, la que siente de repente.

También cené con Astrid y le conté lo que haría con las estrellas. Aburrida, se obstinó en decir que todo le parecía una enorme pérdida de tiempo y energía (que aunque no lo mismo, de la misma madre). Discutimos a medio foie gras pirata; yo me desilusioné por su parca respuesta y ella decidió mejor, no hablarme más. Luego le regresó el habla, me llamó: me gritó a susurros que era un digno hijito de la tierra y yo le colgué; me sentí mal por colgarle, no hay que dejar hablando solas a las Astrides, ni a las estrellas, ni a los humildes. Pero son cosas que hace la gente: tomarse de la mano ante los miedos, golpearse las espaldas por recelo, cambiar de tono, ponerse a dieta. Son los escapes de la gente; la que odia y ama, la que sin pensarlo, mata.

Ya me había escurrido del trabajo, ya era tarde y me fui sin despedirme. No me gusta despedirme, es (cómo diré) inhumano decirle adiós a Sofía; se la pasa todo el día llorándole a su esposo preso y contestándole a voces de cobre que le reclaman y piden dinero. Vida poco sana, y uno que no se despide. No más despedidas a Sofía, no más hasta prontos ni “nos vemos”. Puro y diestro arte de la evasión. Es lo de hoy, lo que conmueve a la gente, lo que la mueve y remueve, lo que hace llover a Sofía, lo que ya no pide la mente, lo que acaba por volverla demente. Son las verdades a golpes que dicta la gente; la que nos da los buenos días, la que nos sirve el café por las mañanas, la que nos ayuda a levantarnos, la que a veces muestra los dientes.

A las tres con quince, tres o tres y media, me fui a la ingesta de bondades. Entré por la puertita de atrás a la fonda de la señora Guadalupe. Me metí a la cocina, casi estorbando la saludé con beso, ella me sonrió ofreciéndome una tortilla con sal gruesa. Me la comí y cerré los ojos durante el primer bocado. Jugué a los Hot Wheels con Nachito, me ganó otra vez en las canicas. No había limón para el consomé, así me lo tomé. Cuando llueve (y aquí lo hace todo el tiempo) controlarme la barriga con caldos es, casi, una práctica científica. Le pedí café del que ella toma, el de olla, el que endulza con piloncillo y canela. Miré las volutas de humo que de la tacita de barro emergían, “le platiqué al café”, me lo bebí de cuatro tragos, como dicen los cubanos que es deber, haciendo el buche. Son las manías de la gente: vidriar los ojos ante lo puro, dejarse perder al pique, martajar la carne, abrazar al extraño, saludar con el brazo cuando las manos tienen cal y maíz. Es la tragedia de la gente; la que altera el orden social, la que se une al barzón, la que, por hora, se pregunta si sus huellas son en vano.

Desperté cuando Astrid me dio dos besos en los ojos. Amaneció bonito, me dijo. Amaneció bonito, constaté. Juntos nos preparamos un manjar de peras, tunas, naranjas, ciruelas y zarzamoras. Comimos del mismo tenedor mientras, alegre, me platicaba un sueño. Me reí mucho, no suelo reírme tanto en las mañanas. Pero ella tiene una gracia tremenda para contar historias. Me gusta que me vea reír y eso le propicie más risa. Me gusta que juegue a pegarme cuando la molesto. Me encanta que se recline sobre su silla y a carcajadas se sofoque. Es la memoria de la gente; crearse arrugas, portar ropas ligeras, sacudir de los muebles todo el polvo, contemplar los cielos despejados. Son arrullos para la gente; la que estira y afloja, la que se enjuta y caprichosa, camina; la que hace favores, la que siembra y cosecha.



< Roger Waters. It's a miracle >

Foto de Danny Davis.

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5 comentario(s):

Eduardo Jácome Moreno dijo...

me gusto tu post anterior y este, en verdad me gusta como retratas a todas tus mujeres perfectas en escenarios perfectos - en un interminable slow motion-, pero serán de verdad?, existen, existirán?, o son solo alucinaciones bajo la lluvia?, sin más, salud!

Juan Carlos Medrano dijo...

"Ahí está el dilema", dijera nuestro buen amigo Mario. Una noche con copas ante mar azul te cuento todo el behind the scenes de mis "mujeres perfectas".

Salú con morita hermano-amigo.
Abrazo fuerte.
Grax por esta bonita sorpresa.

ursula dijo...

A mí también me gustaron "éste" y "tu post anterior" (ja), sobre todo éste (it's very soothing - no sé cómo decirlo en español, asté perdone).

http://www.turning-pages.com/mafalda/mafalda_es.htm

Guiño

PS: Grazie signore. (Si me salto la colegiatura del próximo año, podría hacerlo... aaaaaaah, es tentador!!!)

Juan Carlos Medrano dijo...

Soothing es como...como... como tranquilo no? no, como... algo que consuela, que calma... algo así no? / creo.Lo bueno es que me quedo con esa definición y así me siento bien. je!

Sí pues la verdad "este post" y "el anterior están bien bonitos. Ya pa' que les llevo la contraria.

(jajaja).

Gracias señorita Estrada.
Todo un placer tu visita por estas callecitas.

Chao.
Abrazo.

ursula dijo...

eso eso eso...
(qué buena descripción)

Vale señor Medrano.

Abrazos!