miércoles, 25 de junio de 2008

Osvaldo Venancio Flores

> No. 100



I.

Play. De favor.



Fue en el verano de 1987 cuando mi madre, esa flor otoñal perfecta y entusiasta, me regaló “El maravilloso viaje de Nils Holgersson” escrito y pintado por la sueca Selma Lagerlöf. Debo decir que mis noches (días, tardes y sueños) cambiaron radicalmente. Quise, por un momento, ser escritor. Darle otras alas a mi Nils interno.

Presto, tuve a bien encontrarme un rotafolio verde -tipo libro- con hojas sueltas y escribir, por ejemplo, la letra de alguna canción que me gustara, lo más importante de mi semana o dibujar incluso algún garabato de mi familia reunida en una mesa jugando al monopolio. Aún conservo ese cuaderno. Lo estoy viendo ahora.

Lo estoy hojeando ahora…

Aquí dice que lo primero que leí -que en verdad leí por disfrute- fue “Platero y yo” de Juan Ramón Jiménez. Mi padre, ese universo interminable de bondades, lo sacó de una biblioteca para que yo me pasara mejores tragos con la hepatitis (aislamiento, dulces, libros y telenovelas venezolanas). Recuerdo también al Principito perdido en desiertos terrenales y lo mucho que me gustaba el personaje del zorro. Y cómo olvidarme de los “Cuentos de la selva” de Don Horacio Quiroga, regalo de un médico hippie, amigo de mis padres.

Qué ambrosías tan literarias.

¡Y, claro! “El Pájaro Azul”, aquella obra teatral donde Mytil y Tyltil buscaban… buscaban… eh… sí, claro: un pájaro azul que les brindara la felicidad eterna. El título lo dice todo. Y el libro lo heredó mi madre de su tía Gloria Barrena (una mujer de carácter indomable). Es increíble que guarde todo esto… bueno, yo guardo todo, así que ni tanto. Tengo una carta que me escribió en una hojita con corazones mi primera novia, en el kinder… no nos alarmemos.

… ¿qué es esto?... QUÉ / ES / ESTO. Imposible.

Tengo en mis manos el original del primer cuento que me aventuré a escribir. De mi puño y letra, ¡en tinta roja!, con horrores ortográficos y de sintaxis bastante dudosa. Yace aquí, sumergido entre mis cuadernos de apuntes (no crea usted que Moleskine o cosas así, no; más romántico: hojas recicladas con números raros al reverso). Y aquí está, lo estoy leyendo ahora: ando viajando en una nube de espacio-tiempo inconmensurable, con la risa a 1000 por hora y el corazón palpitando fuerte.

Es oficial.
Debo compartirlo.
No se merece ese abandono.

(… ¡es que desde el título!)

Bien; luego de esta breve introducción, permítame obsequiarle (con más pena que gloria) la historia que seguramente ayudó a este peatón a cruzar, por vez primera, las calles de la ensoñación. ¿Y sabe por qué se lo regalo?, ¿y por qué hoy? Porque hoy cumple 20 años: fue escrito un 25 de junio de 1988 y quiero que aparezca aquí como testigo de mis andares. Lo que leerá, créame, no tiene corrección de estilo. Se lo entrego así; casi desnudo y con sonrisitas pudorosas.


II.

(Transcripción)

Una de las mejores mañanas, cierto niño caminaba con rumbo hacia una cascada, se perdió y al poco tiempo encontró una vara, sí, una vara y empezó a jugar con ella, era una vara fea, jugaba con ella, la lanzó al aire y no la alcanzó, cayó al suelo.

-oye- dijo una voz muy enojada, -contrólate!-
-que?, quién me habla?-
-yo, quién ha de ser, la varita con la que juegas!-
-la… que? tu me hablas…!
-claro tonto, la madera también habla, respira y come!-
-pero como hablas?-
-eso no importa!, por otra parte te agradezco que me hallas sacado de ese fango donde vivía, pronto me pudriría; y en señal de mi agradecimiento, no me queda más que acompañarte, bueno vámos, no hay que perder el tiempo!-

Camino a la cascada se toparon con un gran oso, un oso grisly y venía hacia ellos…

-¡mira, mira, un oso, ayúdame “varita”!-
-ay, qué miedo; conozco a ese tonto animal y es más tonto de lo que el mismo se imagina.-
-yo no veo que sea así!-
-escucha; inútil, ven para acá…!-
-me llamas?-
- sí, mira te presento a este niño, es inofensivo; él me sacó de ese pesado lodo…-
-Ah, que bien, te sientes mejor? pedazito de madera?-
-esperen, mire señor oso, yo le quiero decir que si acepta acompañarnos a una hermosa cascada.-
-yo?, que honor, claro que los acompañaré!-
-bien, bien, empiezo a pensar cómo llamarme…-
-que dices?- preguntó la vara extrañada.
-no nada, no es nada!-

Prosiguieron su camino y volvieron a tener un “encuentro” y esta vez fue con un venado; sí, un cervatillo; este al ver a un hombre y aparte un oso, corrió sin pensarlo…

-espera, no huyas, no te haremos nada… vuelve!-
-imposible alcanzarlo es muy ágil.-
-por fin piensas querido oso!-
-eso no es cierto!-
-por favor, ya cállense y no empiecen!-

Caminaron y de repente, el venado se acercó a ellos y aunque un poco temeroso les dijo:

-me les uno!-
-que, lo dices en serio?- dijo el oso asombrado.
-sí, es en serio… bueno, pero y(m) que se me quedan viendo caminemos!-
-oyes… y cuál es tu nombre.-
-eh, sólo dime “oyes”, entendido?-
-sí, pero…-
-entendido!?-

Al llegar a su destino había una pequeña aldea de madera; y entre un intercambio de voces se oía:

-aquí es?-
-que bello!-
-creo que este es el lugar, fabuloso!-
-si, si, si. Dijo el niño bastante aturdido, y creo que ahora es el momento para que les diga mi nombre… bueno; mi nombre?...-
-nombre, pero, bueno… que es todo este enredo?(3/4)-
-sí mira, cualquier persona debe tener su nombre y si alguien lo desea su mascota también puede tener su nombre o mejor dicho…; olvídalo!-

El niño, con voz entre cortada empezó a relatar su historia muy corta por cierto:

-… y ya que nací huérfano de padre y madre, no sé que nombre darme y pienso que ustedes me podrán ayudar.
- con mucho gusto “oyes”.

El cuarteto empezó a pensar qué nombre podía darle al tal “oyes”.

-ya, ya, ya lo tengo!- gritó el niño lleno de satisfacción.
-si, y ya lo tengo yo también!- pero después de todo es tu nombre y yo no influyo en nada.-
-pues miren me llamaré de una manera muy sencilla: Osvaldo Venancio Flores!-
-como dices?- dijo la vara por ese enredado nombre.
-sí, Osvaldo me puse por el oso, nuestro valiente oso gri(-)ly que si no pelea, es por hombría, más no por cobardía, ahora Venancio por el venado que nos demostró valor viendo que lo podíamos atacar; pero no!, sino que tuvo la valentía de acercarse a nosotros, por eso y por tanto; Venancio y Flores, por la vara, ya que sin tener flores, y ser un simple pedazo de madera, puede capacitar y hasta mejor que muchos de nosotros.
-así que Osvaldo Venancio Flores…-
-Osvaldito sí, es un bonito nombre, no?...-


Fotografía: Cristina Barrena. Febrero de 1985. Yo.

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10 comentario(s):

Travis dijo...

¿En qué momento viajamos al pasado? Tu blog está cambiando las teorias del espacio / tiempo.

¡Ya basta! Apenas puedo sostenerme en un lugar. Me es complicado viajar entre horizontes imposibles y tiempos pasados... ¿o futuros?

Afortunado eres al encontrar algo tan poderoso. Un recuerdo que te has heredado hace ya mucho tiempo.

Felicidades a ti cuando eras un niño. Felicidades a Juan Carlos de 1988. No tengas cuidado, le has dejado tus notas y tu imaginación a un buen Juan Carlos s. XXI (aunque, debo decir, bastante más dañado).

¡Salud! (no a tí, ya sé que tú no bebes, pero tu versión actual lo hace - según las leyendas - como bucanero)

Goga dijo...

Entonces...no siempre fuiste alto?

Me divirtio mucho tu cuento. Que maravilla!, naciste con talento muchacho. Gracias por compartir esto con los demas peatones.

Que curioso ver una foto del mini Buci. Confieso que rei mucho, perdon pero sabes como soy de jodona. Tus ojos eran mas grandes.

Saludos!!!

P.D.: Otra vez escribo desde la maquina esta sin tildes

Irma dijo...

Chacho pechocho!!!!

¡Qué ternurita eras!, ¡la varita!, me encantó la varita. Es maravilloso que conserves esos primeros escritos… y mejor que los compartas.
Besos y abrazos.

Anónimo dijo...

Al fin conocemos el famoso cuento...y al famoso "BB MEDRANO" jajajaja

Juan Carlos Medrano dijo...

Salud y abrazos para los involucrados.

Search: no me quemes delante de toda esta gente decente !!! no ves cómo está la situación? -je. Gracias amigo.

Goga: Jija del nopal y la tuna chamuscada, lo que pasa es que mi cabeza era más pequeñita...

Irma: Sí, la varita es ley... además medio machorra ¿no? / nadie nunca me había dicho ternurita... hasta me pusiste(s) rojo.

Laura: qué güeno que visitas estos barrios bajos... siempre es linda tu presencia. Lindo el niño ¿no?, un poquitín duende pero... nada que no arreglaran los años.

Bike caminantes.

Anónimo dijo...

Jejeje, eras un verdadero duende liliputiense pigmeo, esa pinche foto la he buscado hace tiempo, por cierto que tengo en casa varias donde estas practicamente igual de Jedi (con todo respeto) , alguna vez publica donde estas sobre mi cuello (no se piense mal) hace ya varios años y pegala junto a la que nos tomamos en semana santa, donde practicamente me estas matando, jejaaaaaaaaa.
Un abrazo mi querido Hermano.
Asi quedamos.

Goga dijo...

Ok,ok, sí, ¡te ves muy tierno!.

¡Saludos y felices vacaciones!.

Te recomendaría que echaras la güeva, pero sé que no eres tan güevas como yo, así que nomás disfruta.

ursula dijo...

oye, qué impecable redacción para tus años. Y qué bonito encuentro contigo mismo - el que tuviste tú y el que tenemos tus lectores. Me encantó el final - muy sabio.

Un abrazo!

(por cierto, la foto también está buenísima, como dirían por acá (y debés imaginarte el tono cursísimo) it's so cute! jajaj)

Anónimo dijo...

bucixi,. jejeje, recuerdo ahora, la foto donde posabas junto a una bugambilia en algun lugar de cancún y en una noche en la barra de abosolo reiamos por aquellos escritos. jajajejejijijojojujuuu,cof,cof,cof....

en fin., osvaldo venancio flores...saludos.

arturo blanco

Juan Carlos Medrano dijo...

¡ Buenas las tengan caminantes !

Hermano anónimo (Gerardo Medrano Barrena): -jeje. Esa foto es mía cabroncito, y por supuesto, he pensado en publicar algo sobre los años y poner ese par de fotos bellas que nos sacaron en el corredor. Nomás un favor, la nueva, la de osos, tú la tienes, mándame una copia de favor. Abrazo fuere fuerte y besos a tu banda fémina.

Goga: no te apures, si me lo propongo, puede que salga algo productivo de estos tiempos de desobe ¿desove? ¿dezobe? ¿dezove?... chale, ni así funciona, jiji.

Ursula: Gracias por los piropos cute ! Yo a tí te lo confieso, o más bien pregunto: ¿no crees que el nombre del chico, al aparecer desde el título del cuento, resta fuerza al final?... a mí también me gusta mi final (acuérdate de los egos) pero últimamente he pensado en cambiarle nombre al cuento... Abrazo y beso.

Art: ¡cállese con esa foto! / es recuerdo prohibido, únicamente para los que estuvimos en la barra de abasolo, jejeje, carnalito te mando un abrazo.

Larga salud a los cuatro.
Gracias por las visitas.