lunes, 21 de noviembre de 2005

Ser a la zurda más que diestro.

Un comercial en la radio entra con estruendoso Heavy Metal. Se oye una voz de arcaico personaje que dicta la sentencia: ¡bájale a esa música horrible! - ¿qué tienes contra el metal abuelo?, responde con enfado el quinceañero. -¡es ochenterísimo! - le argumenta el viejo, mientras pone en tornamesa a los Grandfunk Railroad.
Por desgracia, o quizá por aquello del libre albedrío, tenemos la tendencia de abordar cada pasaje de nuestras vidas con ópticas preestablecidas que a veces sólo consiguen dañarnos. Nos aferramos con tristeza a la irremediable verdad entrecomillada y de ahí, no nos mueve nadie. La necedad, sin embargo, se convierte en nece(si)dad cuando se trata de cuidar los territorios sagrados de cada persona. Como individuos, debemos mantener a raya nuestra personalidad y aderezarla con carácter. Eso crea conflicto, pues al haber debate, el gen maldito del temperamento sale a relucir y nos deja hechos pedazos, o peor, hace que despedacemos a otros débiles inquilinos de la vida.
La necedad viaja gratis en cualquier transporte. Se aferra a los comentarios, logra desquiciar al intermediario; necia, la necedad irrumpe en nuestras camas y destruye hogares cual huracán feroz que aqueja estos tiempos de no muchos portentos. Y sabia, la necedad a veces, planta la semilla del entendimiento en nuestros corazones. Ser tan apegado a las ideas es, sin duda alguna, un mérito poco explicado - es como la lluvia, que tanto disgusto provoca y tan vital que es -. La necedad es vía rápida de la inseguridad, y la inseguridad nos vuelve vulnerables. Vulnerables ya, atraemos los problemas con ingeniosos imanes sin razón, y sin razón vivimos siendo necios. Necios de seguir siendo necios de seguir siendo necios de seguir siendo uno mismo.
Título original extraído de la canción "el necio" de S. Rodríguez

1 comentario(s):

Juan Carlos Medrano dijo...

Sin duda alguna, un mal de escritor es volcarse tanto en su persona que acaba haciendo refritos de sí mismo. Y a veces, pienso yo, es bueno... quiero decir, cabe perfectamente en la definición de "autoestima".
Un gusto tu visita...