Entré al consultorio; por buen gesto del doctor -y creo además que por aquello de la camaradería entre médicos y el juramento - permitió la entrada a mi madre, sin previa cita, sin panecito xiqueño, sin flores, sin libro de pintores de la serie salvat de a veintiuno noventa el ejemplar, sin ninguno de esos detalles burocráticos que tan efectivos son. Y dentro aún había un paciente; paciente que se quejaba de que los senos le habían crecido. - es la medicina Javier, es la que provoca cambios hormonales en tí, sólo hay que cambiarla -. ¿y el tamaño?, ¿quedará igual para siempre?, y la vergüenza ¿y por qué mejor no la sigo tomando y vemos qué pasa?.
Yo miraba atónito; quedaron en cambiar de medicamento, uno menos violento, más natural, producido quizá por animalitos, de esos homeopáticos que hoy abundan en las tiendas místicas que emplean a la metafísica como el remedio poderoso que anda en contra de todo azar. El destino es el que hace que a los señores de sesenta años les crezcan los senos. Milagros contemporáneos, fémina venganza fisiológica.
martes, 15 de noviembre de 2005
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1 comentario(s):
Bienvenido hermano a los deambulantes pasos cebras de don Joaquinito, aquí encontrarás todo tipo de florituras para los aspectos más cotidianos de la vida, remedios para aquellas "simples cosas" de Chavela Vargas.
JC
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