El día se cansa a pasos cortos. Ya está entrada la noche y el viento que antes me envolvía, ahora es intruso del momento. Por tiempos "jazzy" me entretengo, sufro el encanto de las mieles con dejo a Dinah Washington. A ratos pareciera una misma mujer en desolado callejón neoyorquino, descalza, con flor roja, mirada mar y dientes de perla que divaga en su canto y entrega, deseosa, su melodía sutil. A ratos no está.
Madeleine me hace mover los hombros, ahora las caderas, ya presurosas llegan las piernas y el balanceo interno, animal, casi pecado, con el cual le respondo: ¡ yo también !, yo también me mojo sin lluvia. Y le digo luego con la más mórbida mirada: ¿nos vamos allá lejos?, ¿a otro tiempo?, traete a Cohen contigo, poco importa que seamos trío, mientras no se meta conmigo el muy poeta y me deje a solas con tu canto y tu figura, tus bares de humo y tus piernas, tu lóbrega sonrisa y el arcenal de canciones de los cuarentas... sí, que me deje sólo con tu foto, tu cabello, tu trompeta con sordina que se enciende a mitad del subway y filtra sentires de lujuria.
Pero llega Paquito y lo jode todo, mi escape en descapotable contigo, jode el momento, la tensión de cuerpos, los besos caramelo, el lodo, jode el lodo que ensucia el alma en celo...
Ese D'Rivera y sus chunchacas.
música: madeleine peyroux - careless love / paquito d'rivera - the jazz chamber trío.
jueves, 10 de noviembre de 2005
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