Infusión
veintiocho, de treinta
Sara, si
mueres en verano vas directo al infierno. Así es aquí, no pongo yo las reglas. A
tu abuelo le faltó el aliento en julio y vive en el infierno. A tu padre le
fallaron los pulmones justo iniciado un septiembre: está en el infierno. Están
solos y se asustan. Mi madre se colgó en agosto, durante mi cumpleaños: deshabitada
y oliendo a podredumbre, está en el infierno. Yo no pongo las reglas; la gente
simplemente deja de ser feliz en verano y decide morirse.
Por qué no apuñalas a tu hermana mientras
duerme (le susurra) ¡Sara: cuchillazos en su vientre! (Aire caliente. Pesadilla.
Sara empapada, asustada, enlamparada, despierta congestionada) ¡Sara! (Chillidos
desde la ventana. Aire frío de dos de la mañana. Paulina ronca muy discreta
junto a Sara deslustrada, atenebrada, casi de congojas maltratada y de cara
parda a la luz del toilette que la abuela nunca apaga)
¡Sara!
Sara: si mueres esta noche por tu hermana yo me encargo de poblarla de hijos castos,
principescos, laudatorios. Niños lisonjeros y amables como tú. Pícate el cuello
con estas tijeras, vida. Ten. ¡Clávate las tijeras, Sara! Mira, es fácil. ¡Clávate
las tijeras en el cuello, niña! ¡Clávate las tij!
¿Sara? Tu
hermana está sangrando. Ven. Ven acá Sara. No tardo en domeñarte. Jugaste con el
bautismo, con tu crédito bautismal, ¿por creerlo divertido? De poco sirve ahora. Yo no pongo las reglas; ya lo conoces, tú sabes Su Nombre y Su Paciencia.
Te vas a
quedar dormida y vas a venir conmigo a ver a tu hermana que está sangrando. ¡Sara,
se está muriendo Paulina! Del cuello sisé sus arterias, y sangre con vómito
derramó sobre el blusón de noche. Sangre verde y amarilla y negra de tan roja.
¡Despierta, nena!
¡Sara, despiértate! (Manos añosas le acarician las mejillas) Si mueres esta
noche en vez de tu hermana no irás al infierno. Ayúdame a parar el sangrado de
Paulina. Se nos va de las manos. Sara, muy en serio se nos va de las manos.
Despiértate Sara. ¡Despierta, nena! ¡Despiértate! (Despierta irreflexiva, como
vacua materia, Sara como autillo distante en la zozobra) Si mueres esta noche vas
directo al infierno.
(En el
infierno las almas tienen un cuerpo pesado, caliente y quejumbroso; se cortan
la piel una, y otra, y otra, y otra vez con los filos de las hojas de papel;
además les crecen las uñas al revés desbaratándoles la cutícula y adhiriéndose
a los huesos / y las cuencas de sus ojos despachan una suerte malsana de hielo
seco. Eternas criaturas de lentos caminares sobre espinas. Ánimas reinantes en
la sordera del reino más callado. Y volver a empezar con las claras del día. Y
volver a caminar entre tanta gente viva) No te nos mueras, Sara; hoy no te
mueras. (No al menos esta noche de ciclo lunar y luz de vela)
°°°
[ La escarificación es obra de Xavier Aceves ]
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4 comentario(s):
Fabuloso. No sé, según mis recuerdos, no te había leído nada similar. Me gusta, me angustia; fue como ponerse a pensar en la muerte, todo se adormece y comienza a ponerse oscura la mirada.
Pero la escarificación, Juan Carlos, atreverte a poner esa bella escarificación, lo hace perfecto.
Muchas gracias por darte esta vuelta, Adri. En realidad hago muy poco este tipo de cosas; tampoco es que me encante escribir sobre el infierno y la maldad... ya no digamos, sobre la muerte / Hace algunos días me metí a entender las escarificaciones y me sorprendieron mucho, en cuanto vi ésta en particular y descubrí que las carpas son una representación japonesa del paso de niña a mujer a través de la menstruación pensé: ¡woooooorale! lo tengo. Y acá aparece, digna e ilustrando la infusión más obscura / Un beso ;)
No me sabía lo del significado de las carpas, yo lo relacioné siempre con la fuerza y alguna onda sobre las posiciones, en fin.
Acabo de tatuarme un colibrí, hermoso, ya te platicaré después.
Abrazo!
Un colibrí... espero que te guste tanto como me lo cuentas. Yo me voy a escarificar a Silvio en la espalda (jujú).
Fuerte abrazo de vuelta.
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