martes, 21 de octubre de 2008

Dame la Mano

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Prefiero dejar la silla en su lugar que moverla y darme golpes por no tolerar su antigua ausencia. Prefiero plantar mandarinos, higueras, ramas de toronjil, abedules. Me ubico mejor en el estado quieto de las cosas que en la fiesta eterna de los cambios ramplones, indignados y antinaturales. Soy fuerte candidato para barrendero real de soles y de nubes. Alzo mis velas ante la incertidumbre de las tardes de octubre, me doy consejos malsanos, me atribuyo lumbres. Hago jirones con mis brazos tétricos. Le doy entusiasmo a la prensa que sólo habla de malhechores. Vivo subterráneo, ajeno a la tarde, a los colores. Muero solo y feliz, con alma de guerrero avejentado y con diez cinturones que me sobran en el armario. Deambulo cada noche por el mismo espacio, la misma esfera de tensiones y luego, en sueños, ¡cómo me doy vuelo con mis bajas pasiones!

Pero a quién que no sea a mí le interesa mi intrépido sentir de vida fugaz y acertijos. Probablemente a escarabajos con alas tornasoladas ¡qué sé yo de mayates!, quizá a dos mapaches; me dicen, incluso, que a veces preguntan por mí los fantasmas de antiguas cigarras que hace veintitantos marzos emergieron de la tierra y se llevaron sin vuelta, mis ganas de horizontes nuevos.

No tengo remedio; soy la elipsis de una vida condenada al crecimiento, el más temprano terremoto que únicamente advierte a las aves agoreras de infierno y a dos o tres compañeros batracios. Miro, con terror, que es tarde; que toda la nieve es alimento frugal para el frío, que cada condecoración de militar gastado, advenedizo de ilusiones ajenas, traidor a la patria so pecado, se me queda mirando cuando la dejo olvidada en el cajón más ordenado de mi prudencia y recato.

Quiero volver a hacer, con el miedo, buenos tratos. Una feliz mañana voy a saludar de mano a la pereza y desayunaré con ella: pan tostado, queso crema (sí señor), cuatro trozos de pera y un litro de agua simple endulzada con polietileno que se me atore en la garganta / … / Quiero decir: a sabiendas de que nunca ayuda, voy a plantarle cara al ocio: con todo y torturas; será mejor así (más de mártir pordiosero). ¡Por Dios, ayuda, que estoy perdiendo mi aliento!

Y que se sepa otra cosa: no dejaré que me toque ni el viento.

Me alegrarán cada noche todas las guerras que en vivo transmitan, masacraré costumbres con ojos brillantes y contentos, ensancharé las aldeas para que todas encuentren martirio y allí me uniré a alguna graciosa tragedia de esas que por sí solas hablan, cuando hablar les conviene más que callar. Seré, por vida propia y derecho ajeno, el quita suelos de los pobres y el roedor más exquisito de las puertas carcomidas, ya, por mis colegas de antaño. Será una orgía de sabores, lo juro aquí: aquel día, si queda tiempo (ya lo firmo en adjunto), no me voy a arrepentir ni voy a vestir el sudario.

Y luego que el mundo por fin quede a mis anchas, me curaré en salud; brindaré con cucarachas. Será bueno saberme ad-aeternis et infinitum, no vaga materia, no nada más madera, sino además gentil incendiario.

¿Lo que me sobreviva?, que se me quede mirando.
Seriamente pienso apagar cada brillo de los misterios humanos.

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A ver, a ver:



< Roger Waters - What God Wants, Part 1 >

Criatura abisal: Mikel Nai

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2 comentario(s):

Eduardo Jácome Moreno dijo...

quetstúu, aqui pasando a saludar!, vi tu mensaje en el blog,,, nomás que no entiendo la dinámica, expliquenmelooo ,, un gran abrazo maistro, por aca ando poniéndome al día con tus vaivenes,

ASI QUEDAMOS

saludos :)

Juan Carlos Medrano dijo...

Qué tsu???
Jacomero carmenciano!!!!
ámonos!!!!

Te dejé un mensajín en tu blog de arte manglarsesco, aunque sé que no es para eso... bueno, espero le hayas entendido.

Gracias por ponerte al día.
Te mando un fuerte abrazo.

¡Ya pronto el cumpleaños más esperado del año! ¿no? / qué vas a invitar...

:-)