sábado, 6 de diciembre de 2008

Literatura

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Yo pude haber sido tigre albino. Me imaginé muchas veces como tiburón come-niños en Sudáfrica. Canté con los quetzales cuando los pude mirar a través de espejismos en billetes rotos de Guatemala. Una noche, incluso, quise ser murciélago. También me dio por los reptiles; de hecho, tuve una linda lagartija verde como mascota; le daba cucarachas vivas para mirar con morbo cómo les quitaba las alitas y luego se las comía. Una vez nadé con orcas. Y además, soy de los pocos muchachos vivos que han visto a una pareja de leones gay copular mansamente a la sombra de un árbol gigante.

Tomé siete litros de mezcal en un concurso de abuelos del INSEN y fui mordido en la rodilla por una tarántula rojiza. Casi me muero al aventarme de un camión en movimiento y anduve cierto tiempo enyesado de ambos brazos. Una noche tenebrosa y con neblina miré cómo el pasto en el jardín de casa se hundía dibujando huellas sin que hubiera algo vivo que las produjera. Me comí un gallo de pelea que fue mi amigo de corral durante varios años. Escuché un solo maravilloso de grillo que chirriaba al compás de un tango moderno.

He tragado tacos de tripa, pezuña y recto de cerdo. Hace muchos años me salió una bola en la muñeca izquierda y luego se me quitó sin avisar. Mientras miraba el mar desde una lancha color verde marciano salieron a saludarme dos peces voladores y uno aterrizó juntito a mí. La otra noche soñé que mataba a machetazos a un electricista que conozco y que luego, en trozos, lo empaquetaba al vacío. Ya salí de diabla en una pastorela y una chica risueña se me acercó al final de la función diciéndome seriamente: ¡qué bonitas piernas tienes!

En Venecia fui corrido, junto a mi padre, de un hostal veraniego por razones ocultas que mientras haya niños lectores no puedo contar. Por querer ganar una carrera me estampé vilmente contra un muro de piedra rompiendo mi casco y destrozando también la bicicleta, luego se me incrustó la estrella del marco en la ingle. Tomé fotos de desnudos en mi sala. Dicen que una vez me puse a hablar de ballenitas rosadas. No me acordaba, pero es cierto, que también fundé junto a un hermano-amigo una secta satánica en un colegio de monjas. Robé guayabas de un huerto de abuelitos autosuficientes y a la sombra de un caluroso mediodía fui abandonado por un hermano en la piedra de un río mientras él nadaba para rescatar una balsa de bambú que con esfuerzo construimos.

Mi récord es haberme comido 14 hamburguesas de soya con 12 cocas Light. Me caí de un caballo y me pegué en la cabeza. Bajé brincando, en seis segundos, las dunas de una playa cercana. A las siete de la noche de un 31 de diciembre fui rescatado por un surfista de ahogarme en Zicatela. Soy de los que digo que en La Pantera Rosa había un antagónico con forma de asterisco; nadie me cree. Mi primer beso en la boca fue sobre el suelo de barro de la casa de una dueña loca que secuestraba niños. Aplasté también, con unas pinzas, el cráneo de un ratón que había quedado adherido a una trampa de pegamento.

Hace poco atravesé desnudo el salón principal de un hotelito en Marrakesh al quedarme sin agua y con jabón en todo el cuerpo; cuentan que los caballeros se rieron y a las damas les brillaron los ojitos. Fui encerrado en una cárcel por orinar la fachada de un palacio municipal y allí me hice amigo de dos sujetos que se amaban y se querían casar. Y lo más fantástico; me enamoré de alguien más que no fuera yo mismo. Me enamoré tanto que a la fecha ya no puedo pensar con claridad de ajedrecista. Pero eso sí, todavía me falta poder conversar con un árbol -->

(El autorretrato es de Boyd Anderson.)

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--> y tomarme un cortao con mi mujer en la Gran Vía:



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3 comentario(s):

Goga dijo...

Muchacho!

Muy divertido este post. Me acordé de cuando contaste lo del camión, ¡qué cómico!.
Yo sigo soñando con actuar de zombie en una película. Quiero ser como los de Exterminio.

¡Saludos!

P.D.: Sólo quedan 12 días para las vacaciones, ¡quiobo!

Eduardo Jácome Moreno dijo...

Me queda claro: no eres tan normal como pareces. Fíjateeee que agregaría varios puntos, por ejemplo aquel recuento de los hechos con dos o 3 botellas de Cinzano, o cuando viste pretzels en tlapacoyan, y un largo etcéteera.

SI CIERTOO :)

saludos
ASI QUEDAMOS

Juan Carlos Medrano dijo...

¡Qué mágico eso, maestro!
¡Pretzels in the sky!

De hecho, hermano mío, la entrada original, luego del video, explicaba esa situación con respecto a la charla con un árbol, donde decía que sí había acontecido, pero... digamos que de alguna manera la autocensura pudo más...

¡¡¡Buuu... que chafa!!!

Otra entrada será, una segunda parte, lo prometo (completamente desatada).

PS. Deberíamos darnos el lujo este año de otro recuento anual cinzanero en tu maravillosa sala con vista a los océanos de café.

¡'puéstaloooo!

Un abrazo grande.
Salud, por tí.