- Prendí con distracción uno de los cerillos donados por La Central S.A. de C.V para la Fundación de Apoyo Social (FAS), mismos que serían distribuidos en apoyo de las comunidades que patrocina esta institución. No sé la causa de hallarlos en mi cocina, pero el encender un cigarrillo con fósforos siempre me ha recordado algun detalle de romanticismo puntual. El muy miserable se apagó a medio viaje entre la caja y el cigarro. Enfadado tomé otro con brusquedad de sobra, lo raspé tres veces inutilmente, mi mano empezó a ponerseme nerviosa y yo, sin cautela alguna, dejé la caja entreabierta, intenté por cuarta ocasión, ya con resultados favorables, de pronto, el viviente cirio de papel encerado y fósforo escapó al destino y se metió de vuelta a su madriguera, provocando un susto y un maravilloso deleite de pirotecnia, calor y magia. 300 cerillos irregulares (ciérrese antes de encender) masacrados injustamente por un niño caprichoso. No sé si a la FAS le guste la idea; las noticias advierten del frío que azotará en las próximas semanas a la región montañosa del Estado de Veracruz. –
- En contraparte; me resulta de un ingenio digno el “café del tiempo”, creado en las playas de Valencia, en España, por aquello de los veranos con 50 grados encima. Un vaso jaibolero, tres o cuatro hielos, un poco de canela en raja, un twist de limón, miel de abeja al gusto y sobre ello, se vierte el café hirviente para beberse enseguida. Toda una ambrosía. –
- Hace tres noches me acerqué a una famosa panadería de mi pueblo; entré con la intención de comprar dos bolillos duros de hace algunas horas y sorpresivamente noto que se trata de pan fresco, crocante por fuera, calentito por dentro, listo para devorarse. Aún feliz por el hallazgo se lo comunico a la despachadora (encantadora palabra) quien, rebozante de orgullo, enfatiza su discurso: “joven, somos la única panadería que se precia de sacar una segunda tanda de pan a las siete de la noche… otras a las cuatro ya le paran pero aquí la patrona ya nos dijo, es más, tiene rato que nos dijo, de aquí no se van hasta las nueve y yo les pago estra, dice, y que agarra un cabrón… / ¿qué más va a querer? / nada más señora / …ah le digo joven, y que agarra un cabrón y se prende con la patrona y le dice, ambrón yo no me quedo hasta las nueve, son un chingo de horas, y que lo corre la seño / ¿de verdad señora? / pus nostá trabajando orita allá bajo con Los Huerta / (medio chasquido) ¡Nombreee! – pongo cara de aflicción por el “cabrón” ese - / si le digo… ai tiene, son 6 pesitos (salí de ahí con dos bolillos y una bolsa de galletas con rico sabor a zumo de naranja) / sale, gracias, ¡nasnoches! … / páselm’chacho”. –
- Al 53% de los autos xalapeños nos les funciona alguno de los stops traseros. El 5% no tiene las placas de reciente diseño. Un 13% tiene los espejos polarizados. Y un 0.8% tiene su placa enmarcada con neón azul Baby’Oh Discoteque Acapulco 1988. Por cierto, hace poco rebasé a la estaquita de nombre “me ves y sufres”, prima hermana de “vieja, pero no de todos II” y sobrina de “Dios quiera que regreses”. –
- Salieron del bar de Casa Bonilla, en Coatepec; estaban borrachos; uno lo retó poniendo los brazos en posición de ataque, el otro se aventó sin decoro ni buen gusto; de inmediato el semáforo en verde, pero el morbo me obligó a quedarme ahí, en neutro, hipnotizado. El conductor de atrás suelta el primer pitido; avancé despacio, sonriendo, mirando cómo se golpeaban, imaginando los motivos; los meseros ya no sabían que hacer y hasta el del guitarrón había salido como ayuda al percance. “¡Santa Sangre!, qué devotos somos tus vástagos”, diría Juana de Azbaje. –
jueves, 2 de febrero de 2006
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1 comentario(s):
Oleiiii ¡¡¡¡¡¡
Hace tiempo que te sigo, desde aquel "Música New Age". Han pasado varios años y con ellos varias andanzas, varias calles, muchos bares, suculentos platillos, exquisitos bocados, mucho alquitrán, muchos toritos negros, toritos negros las tapas negras, toritos negros las tardes a las cuatro, toritos negros las musas, toritos negros tu padre.
Yo que soy tan bribón por fuera y tan bonachón por dentro, me enciendo un cigarrillo, me pido un café sin azúcar, me hago a tus lecturas, me ubico en algunas, me desespero con otras, me quedo con todas, me robo las mejores frases y me vale poco que te enfades.
Juan Carlos Medrano, te lo dice un hermano, te lo exige un amigo, no te me mueras nunca, carajo....
Arturo
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