miércoles, 1 de febrero de 2006

Jazmín Envuelta

Una narración de Juan Carlos Medrano.


‘Tiempo después’. Ella nunca supo a dónde mirar. Durante todos sus años mozos fue llevada ante cientos, y literalmente explico y reitero, cientos de admiradores y otros tantos pretendientes. Acabó con el peor. Pero a Jazmín se le terminaba el tiempo o al menos eso se decía cada mañana al verse cara a cara con el espejo maligno que le devolvía un rostro triste, de ángel, pero triste.
Tal vez era el momento de decidir si seguir con vida o traicionar a todo instinto moral y matarse enseguida, ahí, ante el espejo que la veía demacrada y vieja. Jazmín susurró unas cuantas palabras al oído místico del aire y mirose con maldad en su reflejo precavido. ¿Qué le recordaba ese vestido?, ¿qué era lo que tantos habían visto en ella que los tenía tan encantados?, ¿cómo era cuando pequeña?, ¿por qué nació? y ¿qué es ahora lo que la impulsa a querer morirse?. Hubiera querido hacer todas esas preguntas a tiempo. Pero era muy tarde: si sucumbía a los deleites de la muerte, en este justo instante, nadie vendría a reclamar su cabellera brillante o mal hallara al día en que el evento sucedió. Ningún hombre, con honra, patán o aventurero, se diría decaído por la ausencia de Jazmín. Esas cosechas ya no viven. Pasaron a formar parte del inventario de leyendas populares; la mujer más bella del mundo, el espacio sagrado de su alma, el embrujo de su cuerpo y su mirar, la rabia de sus dientes, el poder de su voz, ¡maldita voz aquella que reemplazó a Jazmín!.

Damián. Fue ella quien me mandó llamar, por los días de la derrota nacional, mientras litigaba un caso venenoso de asesinato en primer grado; el tipo era culpable y no había mucho que hacer por su pobre aliento, moriría electrocutado, pues así lo marcaban las leyes del estado donde fue enjuiciado y todos olvidaríamos el asunto muy pronto. Así fue, a Elías lo metieron en la silla, su muerte duró, clínicamente, un minuto y cuarenta y dos segundos; algo terrible si nos ponemos a suponer la cantidad de energía que es descargada en el cuerpo del acusado.
Nos conocimos por un meritorio accidente automovilístico donde ella iba algo alcoholizada y yo, afeitándome, pérdida total, ninguno salió herido de aquel suceso... quizá alguna cicatriz de memoria, o alguna contusión mínima en la frente, nos dimos la mano, sonreímos a la par; mujer muy bella, con sonrisa de querube, ojos miel, piel morena, unas piernas suculentas tornadas divinamente con medias de seda casi imperceptibles, unos labios, que juro ante mi madre, fueron hechos por el mismo lucifer. Y su voz; lo primero que oí decirle fue un descompuesto “gracias caballero” seguido de una carcajada de terror, producto de los vodkas ingeridos previamente. Entonces la tomé del brazo pues la dama se caía por el impacto. Carraspeé algo, quizá los nervios, algo como un “pero qué guapa”, no sé si me oyó y no me interesa, era la verdad y a ésta estoy destinado para siempre.
Así que, para no abrumar con historias que quizá no vengan adecuadas. Aclaramos conceptos, confió en mí cuando le comenté que era abogado y que me haría cargo de todo. La chica se veía una dama adinerada, quizá no le importó. “tómese un café conmigo”, volvió a reír (y yo siempre tomo las risas como un asentimiento), “ande entonces, deme su brazo, le ayudo”. Salimos del sitio algo maltratados en ropajes. Tardarían un poco en encontrarnos, no era una carretera transitada. Me sentí un hombre afortunado.

Eva. La señorita Mina llegó a la residencia poco antes de las once. Yo desperté aturdida, con miedo, miedo que siempre le da a una cuando escucha a horas fuera de lo común cualquier tipo de ruido y salí de la habitación donde dormía con el camisón, regalo de mi madre, a ver que ocurría.
Los señores tienen un pasillo amplio, alfombrado, con tapetes muy caros a los lados que diariamente limpio de los polvos que almacenan. Hay tres puertas sin contar la de mi espacio, el que me destinan. La primera es un bañito cómodo donde todos vamos antes de cualquier comida al lavado impecable de manos y rostro antes de sentarnos a la mesa. A mí sí me dejan comer con ellos, los pasados patrones eran terribles, gente mala y muy separatista, pero a ellos sí les gusta, y me dejan hablar y comentar algo al respecto, creo que por que les hago reír; la segunda puerta es la que pertenece al cuarto de la señorita Mina donde rara vez alguien entra, nos lo tiene terminantemente prohibido, es una puerta color crema muy linda que cada que puedo pulo con un aceite especial que me han comprado para las maderas pintadas, cosas raras; la tercera y última puerta... ¿si le dije que eran tres?, porque pensé que había dicho cuatro y no señor, son sólo tres puertas las que tiene ese pasillo; la puerta número tres es la de los señores y en ella entro y salgo todos los días, puedo ver la televisión mientras escombro, que en realidad no es difícil pues son personas ordenadas, yo creo que hasta el exceso, que usualmente dan poco trabajo.
Al final del pasillo, nada, una separación de esas invisibles que hacen ahora los que construyen casas para que se luzca el sitio y la sala, una salita muy roja, con dos lámparas que son la envidia de medio mundo cuando viene de visita; la señora Berta ordena prenderlas en ocasiones especiales. Aquel día, ellos viajaban celebrando un aniversario más de las nupcias y la casa quedó sola para esta madame... y la señorita Jazmín, por supuesto. Pues las lamparillas estaban prendidas, las dos y había, también en par, unas risitas minúsculas que luego se elevaban y bajaban de nuevo casi cediendo el paso a los gemidos y los saliveos tronados que proporciona uno de esos besos románticos de película actual.
Mina y un joven, de no tan mala soldadura, lucían despiertos y un poco ebrios en la salita apreciada. Mina se paró, creo que por la botella a la barra y el joven quedó sonriendo un tanto ido ante la copa, pero de pronto levantó la mirada y vi dos ojos llenos de maldad que me sonreían con alevosía, despacio, pero presta, recorrí de vuelta el pasillo y me metí en mi cama. Las risas cesaron un poco.

Arianna. La conozco, soy su mejor amiga, o la más íntima al menos, no quiero aclarar conceptos de amistad, por hoy, dejemos en paz ese tema. Aquí lo que interesa no es mi apego a las personas de mi mismo sexo, es Jazmín la que interesa ¿cierto?. Entonces hablaré de Jazmín y no de mí o de mis inclinaciones sexuales.
La niña era un bombón, ante cualquiera quiero decir, a nadie le negaba una sonrisa y a pocos, el acto, dejaba inadvertidos. Dulce, sencilla, siempre animada, bien vestida, bastante cuidada de su cuerpo, con siete lunares en la espalda en puntos que pueden dejar petrificados a los ojos del dios más poderoso e intangible. Estudiamos juntas, lo mismo, nos divertimos como toda chica de 24, fuimos a lugares preciosos, muy naturales, le gustaba la naturaleza, observar, era el único momento donde callaba... y lo hacía bien, callar es un arte en personas como ella. Hicimos de todo, pregunte... (usted pregunta).
De ese día. Nada, por la mañana le llamé a casa y contestó Evita, la sirvienta, una mujer maravillosa... nada, que no estaba, que salió muy temprano (acompañada de un joven apuesto, pero eso me lo callo)... sí nos vimos por la tarde del día anterior, en una fiesta de diseñadores... ¡y mucho!, el vodka no se siente cuando lo sirven bien frío con un poco de naranja... No, verá, ella estaba perfectamente cuerda cuando salimos de la reunión, me pidió las llaves de su auto que al llegar me dio a guardar y no dudé en regresarlas... Es fuerte, sí, nunca la he visto mal por tomarse unas copitas. Yo vomité en el baño de Joaquim, terrible, no volveré jamás a esa casa, su mujer se entera y me mata... es una expresión, por Dios.
Llamé para preguntar... claro que estaba preocupada, ya le digo, somos muy “juntitas” en esto de llamarnos después de fiestas... Evita me lo dijo “ya se fue señorita Ari, salió temprano, llevaba prisa, ni siquiera se desayunó”, textual... Jazmín nunca desayuna señor, no es tan grave, debería intentarlo un día... y después nada, no he sabido de ella... sí, pero no me gusta atosigar a la gente, usted comprenda, usted más que nadie comprenda que no es correcto fastidiar a las personas en horas de trabajo... bonito color, aquí está la mía, llámeme un día guapo (guiño el ojo para que piense que soy una zorra y una bruta)... pase caballero (¡puñal!).

Raúl. Raúl Soriante, apúntelo tal cual, es importante. Dentro de muy poco, cuando mi padre muera, heredo “Las Telas de Soriante”; y ya sabrá que el negocio marcha bien; quiero que sea mejor. Hagamos esto, yo le cuento de Jazz y usted me deja un rato a solas con Matilde... me está esperando (debe susurrarle y, por cierto, los billetes de doscientos están pasados de moda).
De Jazz nunca fui nada, no tuve ningún interés en ella como para declararle mi amor o sonreírle para ver qué pasaba, no, sólo me encanta su compañía, es la única chica guapa con la que puedo hablar sobre cosas no tan tangibles, ¿me sigue?. La mujer tiene una inteligencia asombrosa, ese tipo de agudeza que deja fríos a los sentidos y poco calmos. Eso me gusta en las mujeres, su madurez intelectual, su saber sobre la savia, sobre la lluvia, sobre el terreno que se pisa. Yo diría que es muy callada, que ese es uno de sus muchos y grandes inconvenientes. Si fuera más sociable sería una chica perfecta, pero nunca sale, ni siquiera a las reuniones que organiza la compañía ésta de diseño para la que trabaja. Es una chica rara. Jamás la verá bebiendo, ni fumando marihuana, ni siquiera tosiendo enfrente de otros por “modales” que aprende uno desde pequeño.
Quizá le guste saber que no hay hombre en la vida que la haya penetrado, la muy maldita es una virgen llena de ganas por ser desvirgada, pero no habla, pues así, cómo, dígame. Nunca le he conocido un novio, su vida sentimental es prácticamente inaccesible para cualquiera.
La última vez que le vi, yo estaba en un cafetín curándome el frío y sosteniendo una plática con (dedo pulgar apuntando hacia atrás y luego el biensabido susurro) Matilde, ya sabe, para descongelarnos e, iniciar, posiblemente una bonita relación. Soy un hombre que debe tener una chica formal: “te he estado viendo en la escuela, y me llaman la atención tus ojos, pero, no creo que seas mi tipo”, esas cosas que prenden a cualquier bollito... y luego, ¡exacto!, luego me llama un día para invitarme al cafetín que está sobre la federal a Calvarios, ¿le conoce?, maderita, banda de rock urbano muy queda, algo de café con brandy y las siempre usuales conversaciones juveniles a nuestro alrededor. La ligué, costó poco trabajo una vez que el primer beso, casi por descuido llegó. Y luego Jazz, con un vestidito de fantasía hace sonar las campanillis de la puerta acompañada de un tipo con diminutas gotas de sangre sobre la camisa blanca.
No me vio, o no quiso mirarme por miedo a las preguntas, se le podía saber contenta. No creo que estuviera borracha, de estarlo, un chico como yo se da cuenta, usted comprende, tantas noches, tantas farras, tantos encuentros en discos con niñas tomadas. No creo que estuviera borracha, de saberlo, quizá hubiera dejado en la mesita, sola y con su vida llena de estorbos a Matilde. Así es la gente como Jazz, precavida gran parte de su vida hasta que por accidente del azar llega a un lugar público donde están todos sus conocidos que ya hablan a espaldas suyas del acontecimiento.
Estuvo una hora, reía mucho, insistentemente, como pidiendo ayuda, pero el tipo, aunque seguro, carita, bien vestido y hablador, no parecía en lo absoluto un criminal ¿lo es?. Verá, debo dejar esto a un lado, después hablamos, le parece el... viernes. El viernes me queda perfecto para la tensión un güisqui, ¿usted lo toma?. El viernes entonces, aquí le espero.

Alfredo y la señora Luz.
La única posibilidad es que haya sido el muchacho que tanto la acompañaba. Rafael, Raúl... ¡Rafael!. No había día que no estuvieran juntos en la mesita de la ventana ésta que se ve desde aquí. Es un lugar especial pues por las tardes tiene la luz perfecta para conversaciones largas y por las noches es muy fresca por su cercanía con los ventiladores además de que el poblado se ilumina y proporciona una atmósfera cálida muy apropiada para jóvenes con clase como ellos dos.
Ahora que lo veo con más calma, y trato de visualizar el día aquel que se nos cuenta... no estaba Rafael con ella, era más bien, no es verdad, estaba con Rafael, sí, pero después salió unos minutos. Ari la acompañó y regresaron entonces con un joven muy alto, serio y elegante que reía poco a comparación de sus acompañantes.
Había sangre en la camisa del tipo.
Sí. Un poco, Luchi se agitó conmigo en la barra y le dije que se quedara tranquila y que se irían pronto. El joven no es del pueblo, nos asustamos por esa y por otras razones.
Su mirada Alfredo, su mirada era la de un chico siniestro que se aprovecharía de ambas tan pronto como le diéramos la cuenta. Quería llamar a la policía para que hicieran las preguntas pertinentes. No hay que confiar si de repente ves, en tu establecimiento, un forastero con sangre en la camisa y doliéndose un tanto de uno de los brazos.
No se dolía, era más bien un impulso nervioso que le obligaba a moverlo de forma extraña. Eso era todo Luchi, no cofundas más al hombre.
Pues como 30 años, quizá menos, bebieron vodka con naranja y salieron de ahí.
No, sólo jazmín y el tipo.
A Arianna le dejaron con un grupo de amigas con las que siempre se la pasa horas aquí. Se le veía borracha y aunque Jazmín también lo estaba, creo que más bien era algún tipo de treta para que los dejara solos.
A Jazmín le gustaba el tipo.
¿Cómo lo sabes? (se escuchó al unísono, sólo que la del interrogante fue sin la última ese de sabes –cuestiones de propiedad que deben ser respetadas cuando se realiza una entrevista-)
Cualquier hombre se puede enterar cuando una chica quiere algo más contigo. No te ofendas Luchi, pero hay muchas estudiantes aquí que por lograr descuentos en la cuenta me cierran el ojo, se alzan la falda, se mojan los labios...
Bueno, bueno Alfredo, (manoteo al aire, indicativo de un cambio de tema urgente, la pareja tiene problemas, como todos, pero quizá sus problemas pueden deberse a alguna infidelidad lograda por Alfredo con alguna estudiante por “problemas de cuenta”).
Estoy seguro que Jazmín se fue a algún lugar más (ademanes del entrecomillado) íntimo con él. Hay que entender la escena con las copas, la elegancia, la rebeldía que se despierta, la edad de estos muchachos y sabremos entonces que hay mucho de probabilidades de que Jazmín haya pasado toda la noche teniendo relaciones sexuales...
Alfredo...
Jazmín no es una chica a la que cualquiera pueda menospreciar. Teniendo esa oportunidad de hallarla con unos vodkas de más, pues...
Pues qué Alfredo.
Pues se ocupa Luchi. Mi amor, entiende lo que estoy diciendo y no hagas volar a tu imaginación con miles de preguntas sobre el matrimonio, “la seguridad de mi esposo” y las diarias y múltiples faldas que se le alzan en los ojos. No Luchi.
¡Múltiples! (ríe sarcásticamente), ¿Quiere un café, una cerveza, agua?, yo quiero agua, ¿tú quieres? (nerviosa). Me da pena lo de la chica. ¿y murió?

Joaquim. Sí la conozco, es Jazmín Praga, buena en su trabajo, la hija del diputado que perdió las elecciones nacionales. Vendrán tiempos oscuros ¿señor?... Medrano, tiempos muy oscuros, de políticas atrincheradas y sabios que salen en la tevé diciendo que nunca esperaban un cambio tan repentino. No vamos a creerles a ninguno de esos partidarios de lo siniestro, que nunca estuvieron de acuerdo e incluso que votaron por la izquierda. Por eso perdió el padre de la chica, por los traidores.
No tenía idea de lo sucedido señor Medrano. Es más, me inquieta que esto llegue a tener toques políticos. ¿Será posible?. Sí bueno, a Arianna, Arianna, también trabajó con nosotros. Es lesbiana. Nos lo ha dicho muchas veces, no sé bien por qué. Mi esposa le tiene un rencorcito pues vomitó sobre unas toallas muy preciadas para ella. Fue el catorce, así es. Ha investigado.
Para nada. Siempre bebemos en esas fiestas, usualmente no las organizo yo sino mi personal... presto la casa, es amplia, cómoda y con un genezy que deja estúpido a cualquier vecino. Es broma, no tengo vecinos señor. Tampoco tengo un genezy. Es una imitación pero de cualquier forma hace mucho ruido, más del necesario.
Sola, siempre llega sola a las reuniones con el coche de la madre, a quien no tengo el placer de conocerle, me han invitado en dos ocasiones a su casa, pero (desvía la mirada) no he podido. Casi siempre, sí. ¿por qué lo pregunta?, (es tiempo de cerrarle la puerta a este individuo y no hablar del asunto). Una vez, cuando no estaba, pero fue hace mucho. Nunca lo volvió a hacer. La gente habla. Vocifera más bien. Y eso a ninguna con tal apellido le puede gustar.
Muy enterado. Era una de mis contrataciones estrella. Soy un hombre casado, por favor, me ofende. ¡no!, sería tonto negarlo, a todos les gusta la chica, y cómo no, si es tan solidaria con los piropos que le avientan tierra adentro. ¡albañiles, por dios, y quién más!. Está buscando pistas sin un orden y eso es peligroso. Me podría poner a mí como máximo sospechoso solo porque una vez le di a probar vodka por primera ocasión para su paladar. No es un delito. ¡No sublimo a nadie señor!.
Disculpe, estoy cansado, y me molestan los gritos que me provoca. Hasta pronto, vuelva con una mejor excusa para molestar. Su jefe, en un estricto sentido laboral, eso soy, le repito, esa es la ú n i c a p i n c h e r e l a c i ó n que sostengo con Jazmín. Ahora váyase y quéjese de su incompetencia con otro menos pendejo. Sé que es su trabajo como el mío, y debiera saberlo de antemano detective, es tratar de mantener un ambiente sano en esta casa. ¡las reuniones no son de su incumbencia!. (portazo final, rabia injustificada >> nerviosismo ante la entrevista, apuntes pragmáticos en una libreta mojada con portada de conejito rascahuele, 75 hojas rayadas, papel bond, ¡apunta todas tus tareas!).

Son las dos del viernes. Apoyamos la idea de un posible homicidio en la habitación de Jazmín por un individuo fuerte que utilizo sólo sus manos para estrangular a la víctima. Las investigaciones prosiguen con cautela pues la importancia pública de nuestros entrevistados hace de este caso uno de los renombrados en la esfera de la opinión que poco a poco se va generalizando en pro de una situación de amenaza política luego de la caída de los de derecha. Suposiciones banales de momento pues el diputado Praga ha declarado que esto no tiene que ser visto como una cuestión politizada y que es de mal gusto utilizar a su hija como el emblema de la derrota nacional. Jazmín Praga está muerta y eso es lo que nos importa, aunque algunos aseguran que la tienen escondida en otro país hasta que todo esté en paz por este México insurgente.

Jazmín. La madre. Así es, 54. No. ¿y usted lo cree?, ¿ha visto el cuerpo?, ¿las marcas en el cuello?, ¿y su cicatriz?. No, no puede ser. Están inventado todo esto. Por puro gusto de joderse a mi marido. Es un títere, lo mandaron a investigar los rastros de un ficticio acontecimiento señor. Es mejor que las cosas se queden como están. Nuestro abogado dice que no tengo por qué contestar a las preguntas que me hagan tipos como usted. Sólo datos irrelevantes supongo. El caso se cerró hace tiempo. ¿Elías?, fue el culpable de todo esto, drogadicto que irrumpió en la casa, vagabundo, cero familia y asociados, pobre, sin buen abogado defensor; nuestro Damián lo vendió a la fiscalía y caso cerrado. El joven merecía morir. Y a usted esto no le incomoda en lo absoluto pues depende en parte de nosotros si quiere seguir en la policía, llene los papeles y la ficha de la investigación, el pago está donde debe y su cuenta se transfiere en el momento en que firme aceptando el cese de sus preguntas. Anda alborotando a nuestros allegados Medrano. No hay de qué. Hizo lo suyo. Yo le digo... no debe importarle pero soy una mujer de clase. Está en Londres. Así es. Ellos dos se casan en cuatro días. (felicidades señora). No sabemos si regresan, aquí a la chica la reconocen fácil y a su Damián no le alcanzaría para la vida de lujos que llevan. Se gastan todo. Pero se ven tan lindos juntos. Y a ella le pinta bien el blanco. Hace poco lo escogimos, sí. Fue usted muy amable. Mi esposo y yo quisiéramos saber más seguido de su paradero, así que no se nos descuide o pierda por ahí.

‘Tiempo después’. Jazmín ha vivido escondida y su luz se asfixia con la calma de los ventanales grises y con nubes. Damián ya no le quiere, se convirtió en un gordo de putas inglesas. Jazmín se mira en el espejo esperando encontrar la causa que la debilita tanto. Se niega a morir pues dejaría una fortuna imperial en manos del patán marido. Atrás, en el espejo, un par de guantes, un encargado sigiloso aprieta su cuello vigorosamente hasta que una de sus venas principales estalla. Jazmín muere al instante y no hay nadie que esté ahí para reclamar su cabellera brillante. Jazmín nunca supo a dónde mirar, de haberlo sabido quizá esquivaba al asesino para seguir escondiéndose el resto de sus días. Y así morir y morir y morir y volver a hacerlo eternamente dentro de una solución simple, calculada, rutinaria.

para toda “la onda”, de nuevo.
Noviembre. 2002.
correcciones y nueva trama: enero 27/28. 2006.

1 comentario(s):

Tangerine... dijo...

Ver cero comentarios en tu historia fue lo que me hizo leerla T O D A ok? T O D A.
Me gustó el final y quizá en estos momentos la copie y pegue para poder hacer una guión de ella y así cumplir con la tarea de el Viet. Eso es plagio? Espero que no, si tienes inconveniente y quieres que te paguemos el "copyright" dime, para copiar y pegar entonces otra historia, jeje.
Me gusta tu estilo para narrar (Pues ya te imagino entre café, cigarros, música extraña pero familiar y tus mini ojitos cerrados viéndolo todo antes de escribir). Eres bueno para inventar tanta chistosada, quizá algún día seas famoso.
Congratuleishonsss
Cosette