lunes, 16 de enero de 2006
Uso y Estilo de lo Inalienable
No pude eliminar los papeles. No servían de nada pero los guardé por pecaminosa moralidad ambivalente. Quise conservar algunas ropas que utilizo escasamente, me dio lo mismo que siguieran guardando el olor a humedad, que las necesitara con mayor urgencia algun otro cristiano; son mías (aunque no quepan en mi abdomen desmedido, aunque con adecuación no cierren los botones, aunque los colores desgastados me pidan a gritos que no los muestre). Lo mismo pasó con algunas libretas universitarias, siete o seis fotografías y varios tesoros de la niñez. La habitación ahora está más limpia y en ella siguen habitando los mismos fantasmas que me otorgan licencia de humano con pasado amontonado en cajones, folders, cicatrices.
Publicado por
Juan Carlos Medrano
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