Infusión 16 / 30
Creí por un
instante haberte visto escaleras abajo usando ese vestido rojo del que tanto
gustas cuando llega el invierno. Al voltear, y cerciorarme de tu ausencia, brillaba el río bajo esa luna blanquiazul de las noches heladas.
¿Cuántas veces
paseaste el corredor lateral del río sin decirle adiós a los turistas en los botes?
Miles, al menos. Era el camino diario hacia el trabajo con Elisa, ¿no? Tantos
años allí y sin poder pellizcar ni un pan de las ocho, que era el mejor por
mucho: crocante por fuera, caliente y blando por dentro, con dejos de alcaravea
y estragón.
Allí tuvimos que habernos conocido, coincido con Manuel, no hay
más. Aunque no sé por qué te empeñas en pensar que fue en la tratoría esa de
Leslie, ¿cómo era? ¿La Reina Vaga? No sé. Quizá sí. Y Leslie se volvió a casar
¿sabías?, se encontró con un niño gordo de la infancia que le robaba la manzana
partida que le enviaba su madre en el descanso de media mañana y se casó. Creo
que el gordo se hizo flaco, y fuerte rollizo, con pecas y cara de malo, como
siempre te han gustado; como le gustan a todas las de este pueblo. Es curioso
que me acuerde tanto de Leslie y su manzana partida.
¿Sigues
comiendo tan tarde?
¿Sigues
comiendo tan tarde, Luisa?
Fui a la
ciudad porque a Pablo le salieron ronchas en la lengua. ¡Ronchas! Como si
fueran puntitos blancos llenos de agua. Lo enviaron con una nutrióloga que le
prohibió las nueces. Todo el tiempo come nueces, como un pollo de los de
Andrés. Entenderás el drama en casa.
Anoche te vi
en la tele. En un video que tenía guardado: cantas precioso y tiendes al sol un mantel
recién lavado; fue aquella tarde del beisbol en que tío Memo rompió el
cristal de la mesa por los malditos Bravos que perdieron como siempre. Sí te
acuerdas ¿no? Cantas una de Ornella que te enseñó mi madre.
...
Ella ya
murió, Luisa. Hace doce años se metió a su cama de toda la vida, con la memoria
guardada en papá, y cerró los ojos para siempre, como dicen que debemos
morirnos todos.
A mí, en lo
particular, el hecho de morirse debe ser al lado de alguien. Solo, pero acompañado.
Pues porque así nacemos. Lo llevo pensando varios días mientras conduzco a la
tienda, y me da mucho miedo.
(Fin de la primera parte de la infusón 16)
Kiki es un óleo de Kisling
°16.1°
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