Infusión
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¡No me digas cómo asar las carnes! / Una de las más valiosas
misiones que ha engendrado Efraín muy dentro de sus tripas es discutirlo todo /
Nunca me ha gustado tu forma de vestir, le increpa a su madre / Odia las mesas circulares
y prefiere sentarse de frente a las paredes en las cuadradas. Así le pega el
aire de lleno en la espalda, dice, y se mantiene fresco / Sentir chiflones es
de maricas / Asegura Efraín no ser católico y sin embargo se persigna cuando
pasa por templos. Cuando quiere creer, cree. Si lo suyo es comprar un arma, lo
hace.
(Una noche húmeda y calurosa de agosto disparó al aire luego
de sentirse traicionado durante una partida de ajedrez. No lo volvieron a
invitar los del Club Remedios. 10 años en el club haciendo jaquemate fueron tirados
por la borda existencial gracias a un ataque de orgullo / ¡Así no fue!, se
excusa, ¡no chingues que así no fue! / Y cómo entonces, si aún se miran en el techo
del bar los dos hoyos de bala, Efraín. Mientras hablábamos, Ema se limitaba a servirnos los
rones como cada martes desde que se
casaron, hace cinco años en una fiesta espléndida.
Su padre hizo lo mismo: mató un caballo, Sufridor de nombre,
luego de perder por dos cabezas en las carreras que aventaban sobre la recta
que lleva a Trinidad. Lo perdió todo: su casa, su esposa, diez mil pesos que en
aquel entonces eran como cien mil de hoy, y un Custom 1949 de Ford - hoy de mi propiedad - que le había
arrebatado a otro hombre, también enfermo de los excesos / ¡Pa’ cabrones y
chingones los de aquí; pa’ pendejos y mamones los Ortiz! / Sí, sí; se sabía de
aquella burla que había sido la boda de su padre con Emelia Ortiz. De ahí la
mala leche hacia su madre: nunca me ha gustado tu forma de vestir, le increpa.)
Lección vital para Efraín: las pistolas, cualquiera sea su
tipo, deben ser disparadas / ¡Y tú quién chingados te crees diciendo por ahí
que esa vieja tiene buen culo! / Debes discutirlo todo, ¿verdad Efraín?: el culo de Ivonne, el
clima, el beisbol, la comida, el nuevo Papa, el gobierno al que diste tu voto;
discutirle sus grasas al bolero, sus lechugas al tendero, la ropa con manchas, cada
mesa mal puesta, cada jarra con agua sin azúcar, las hojas en el techo de tu
casa, la falta de apetito de Ema cuando te le vienes encima.
Debes discutirlo todo, Efraín: tu colchón de los ahorros, mis mañanas con tu esposa, su
forma alegre de jadear y divertirse, su entrepierna vigorosa, la leche que emana de su cueva, mis besos en su
cuello, mis dientes en sus senos, sus piernas en mis hombros, las cosas que me
pide, las luces que le otorgo.
Maizal es una foto de (el) peatón
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