Infusión 16 / 30
Bajo un
amplio jardín, centellas de sol juguetearon con las hojas secas ante la mirada
benevolente de Luisa. Calaba esa resolana entre su cuello delgado y esas manos de
nácar que han amasado pan por lustros.
Las palabras
que Ramón le envió sin remitente a una gran comuna con huertos establecida
cuatro o cinco pueblos al norte llegaron dos meses después del último viento
que llenó de polvo y frío el salón donde el sastre loco leía cada tarde El
Postín con minuciosa despaciosidad. Arreciaba diciembre.
Le decían el
sastre loco no sólo por sastre sino por indómito en pensar y errático en
actuar. A Ramón Fernández no le volvió a pasar nada importante luego del aparente
suicidio de su hijo mayor.
Luisa acudió
al llamado casi 17 años después de verse por última vez, antes de huir entre la
maleza del bosque contiguo a la casona. Sus pasos recorrieron lentos, a
pequeños tropezones, la estancia de llegada. 17 años, Ramón.
Palparon sus
dedos largos la puerta, arrastró sus yemas sobre la madera vieja, empujó
discreta. Debía ser domingo. Un domingo ya sin Pablo dando saltos por la casa y con Ramón
dormitando en la cocina.
Luisa entró
con ese vestido verde que se le ve tan radiante y se miró a sí misma en una
fotografía bailarina sobre la mesa de las llaves. Allí estaban los cuatro en
día de campo; sus tres leones, como solía llamarlos.
Sucumbió a
comerse un dulce de mentol y café. ¡Qué envoltura perfecta!, pensó, qué
maravilla. / Su lengua enjuta de placer. Luisa salivando, reconociendo esos olores,
haciendo crujir la duela antigua. Luisa de pie frente a un Ramón que se talla
los ojos rojos por el llanto y el licor, bosteza y la mira fijo y perdido, como un niño en una gran tienda de
juguetes. /
Desprotegidos
y nítidos. A solas. Ligero el viento sobre el gran abedul guardián que
sembraron en medio del jardín para dicha de los niños que acalorados del futbol
solían beber limonada cobijados por su sombra.
Torcidos en silencio; uno
boquiabierto y seco, otra en labios frondosa oliendo a miel y centeno.
- ¡Vi-niis-teee!
- Cómo está
Pablo.
(fin de la infusión 16)
Raquel es
una pintura de Bonnard
°16.3°
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