lunes, 15 de junio de 2009

El sentido cubista

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La única cosa realmente valiosa es la intuición.
Albert Einstein, 1929.

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Suena el vértigo en la herrumbre de los sueños. Canta la mañana a siete tonos. Parece lejano ese árbol cuando se mira desde el bosque. Y, oye, esos aretes que me gustan tanto… debiéramos hacer algo con ellos: quizá pintarlos, o ponerlos, o quitarlos.

Arden así todos los fuegos, desde la entraña bipolar de los destinos; pasados a vapor, se sosiegan si los ojos abres o enseñas a la mente lo que aprendes. He notado con asombro el sobrio desenfreno de los trenes tempraneros que arremeten contra el polvo iluminado. Y, mira, esa guarida blanca, azul, carmín o lila que nos espera sin muebles a que poblemos de avatares el camino, mira cómo se yergue inexorable y noble, sandunguera e intimista.

Brama entonces la tormenta corrupta de las decisiones y cambios; regocijada estalla en truenos mudos y obscuros; hace palidecer al más fuerte y define, contagiosa, los momentos cumbre. Creo que he ganado al dominó en La Habana y que parecen haber montado a caballo sin crin, mis ansias, también, locas de habitarte. Y, huele, esa media taza de té por la tarde que nos arrulla entre menta y miel; paladares asfixiados de romper en besos.

Urde la noche, entre el silencio y la vehemencia, tantos planes como vuelos erráticos de insectos: equilibrio de libélulas, trayectos de moscardones, intermitencia trepidante de luciérnagas en celo. Ayer se me cayeron los pantalones y hoy los recojo, estiro y doblo. Ayer se me quemaron las naves de repuesto y hoy ya me construyo galácticas carabelas, contrato ocas pardas como astrolabio y me sumerjo en la lectura y análisis de los mapas estelares. Y, prueba, todas las mostazas amarillas y me dices si no es mejor la verde.

Sepulta su pasado en toneles añejos de ron y dinamita, y brinda la muerte sobre ellos, como esperando que otras almas curiosas lo beban o lo derramen. Nunca he tolerado la presencia de tarántulas en casa, y apenas hace un suspiro le hice, a cada patita de la incomprensión, un nido caliente con su fruta de arterias preferido. Y, siente, qué tremendas son las playas vírgenes, donde se nada desnudo y a favor de la corriente…



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2 comentario(s):

ursula dijo...

Acá te dejo un besito, ji.

http://www.fondosypantallas.com/wp-content/uploads/2009/02/the-kiss-by-picasso-fine-art-691990_1024_7681.jpg

Te amo!

Juan Carlos Medrano dijo...

¡jujú!

aquí, la respuesta, ya.
;-)

http://www.fuentes-goldes.com.ar/webPonceCama.jpg

¡También te amo!