martes, 10 de marzo de 2009

Inventario del Transeúnte

> Algunos descartes de febrero.



"Escribir a pesar de todo, pese a la desesperación..."
Marguerite Duras

a) Monalisa

Se miró taciturna ante el retrato aovado; Tocó su rostro impreso en Ilford a través del vidrio delgado, su dedo índice apenas quitó la capa gruesa de polvo y pensó: “soy la utopía de esa mujer de antaño / soy lo que mi abuela siempre quiso ser / la hechicera de los ojos negros / la cortesana de un imperio chino / soy también mujer (que ya es bastante sólo serlo) de múltiples talentos y poco engaño al paso del tiempo”. Allí se quedó un buen rato, quizá dos minutos, atenta a fusionar sus ojos con los del retrato. Atinó a alejar el marco y pudo encajar también su boca, nariz y una que otra peca. Entonces hizo una mueca, casi una sonrisa muy quieta: una monalisa, que en su defensa, quitó para siempre el polvo de su cara, volviéndola con esto más joven e ingenua, volviéndola más bella de lo que en pleno siglo XXI, ya era.

b) Volutas de humo

Un poema de Salvador Ángel Molinari:



c) Dos de metal *

Dos de metal servirán para domesticar al aire.
Puede que te me escondas detrás de los detalles,
o que, con alondras, vueles a otros valles.

No tiene por qué haber más gritos
ni soluciones sin laberintos.
Sólo es esta desdichada tarde
que anda atolondrada por ser de nadie.

///

* Estas son el tipo de volcaduras
que no debieran ser publicadas jamás...
ni en un blog, que la luz se gasta.

d) Miniatura i.t. 1

El primer portazo fue una salida fácil; quiero decir, así cualquiera se escapa. Mientras la batalla se vaya perdiendo y uno no se entere de los chistes que de afuera vienen, la cosa es (o debiera ser) sencilla, digamos pragmática… o quizá, ya sé, por poner un ejemplo: arroja una piedra tan fuerte, tan alto, que el objeto tarde meses en caerte encima, a las dos semanas lo olvidas y con seguridad te desnuca. Lo mismo le pasó a Marco Portilla; se quedó tan dormido luego de jornada doble que un avisado de la comunidad vecina fue y le ordeñó a sus vacas dejándolo sin leche, sin dinero y sin almuerzo. A Marco poco le importaron las ubres de su ganado; quiso en vez, pongamos, robar gallinas del rancho del avisado. Al salir de casa aquella vez, guantes en las manos, dio un portazo. Aquella puerta se venció luego de algunas veintenas dejando (un mal día) a su hijo menor, las secuelas de un chipote en la cholla y un dedito aplastado.

e) Inventario del transeúnte

Me he convertido en agua para llevarte mi cuerpo en envase. Estoy aprendiendo las técnicas sublimes del encantamiento. Soy un viento, una tormenta, una noble especie de aguacero. Ando también caminando descalzo sobre los muros del tiempo. Blasfemo de lo efímero (de tu vida y de mi muerte). Canto a tres notas que te quiero, que te imploro que me ames. Río después, con calma, con vergüenza, con espasmos. Hago de mi vientre un santuario de monarcas michoacanas que esperan con prudencia los diciembres para alzar el vuelo. Le grito a la noche tu nombre para ver qué me devuelve. Me devuelve tus aromas casi provocando mi desmayo. Cumplo el ciclo pardo de los cielos grises cada que, de ti, me ausento. Bostezo fuerte, me alimento, hago espuma, juego. Sé, por fin, quedarme callado. Anuncio victorias y la gente aplaude, me apoya; ya los veo venir, desquiciados, a mi persona; tratando de tocarme, de llevarse la gloria, de mirar el cielo en mis ojos cautos. Hago de cuenta que estoy, luego me marcho. Antes tomo tu mano, así me voy acompañado.

f) Dónde se habrá metido esta mujer

Un poema de Dn. Javier Krahe:



g) Miniatura i.t. 2

Ando cabizbajo por las calles que, solemnes, sólo piden limosnas y papeles. Tomo una copa de vino y la brindo a su encuentro. Me como dos calamares, regodeándome en sus tintas chinas y en sus portentos. Hago de mi cuerpo un origami rudimentario, moldeo mi cuello; mis ojos se vuelven rodillas, mis rodillas, pañuelos.

h) Y:

Una cancioncita, un contrapunto si así se quiere, para escucharse durante un atardecer en Zipolite con la mujer amada y una caguama bien fría.



Así quedamos.

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1 comentario(s):

ursula dijo...

Sí cierto!
Ya estás.

Besos de agua y abrazos de mar.

(Y, para no olvidarlo, guiño, también).

Mmmmmua!