jueves, 8 de mayo de 2008

Donde veas, veré

> o Estado de Sitio



Hay dos signos diferentes, dos modos distintos de entender el malogrado amor. Uno, vivo y fugaz, se ciñe en lo visceral y nos remonta al hombre primitivo; es fácil y con sexo asegurado. El otro es terreno literario, médico y disfuncional; imanta a los sujetos y provoca en ellos, dejos de inexplicable ternura, que muchas veces, así también de impenetrable, roza los campos floridos de la estupidez.

Abelardo y Eloísa son probablemente el referente directo de mis palabras. Él, curioso y vulnerable; ella bellísima y deseada. Abelardo, estudiante seductor, filósofo y actor; Eloísa, muchos mimos y pupila sin tutor. Se conocieron en París, no hay fecha rescatada. Él se hizo pronto de buena reputación y pidió residencia, nada tonto, en la casa de Fulberto, tío de la chica y seguro protector: algo querendón el tipo… y muy traidor.

Así que a cambio de enseñarle las verdades ocultas de Dios, el joven logró habitación y sustento, cama individual y calor de adolescente en celo. Nada es así, como lo cuento. A Fulberto mal le olían los gatos y dijo firme a Abelardito: “nada de cariños con la niña, mano dura, golpes de ser preciso”. Ella fingía con gritos el “castigo” y él redimía sus lágrimas falsas con torpes caricias de lujuria y pretensión.

Don Fulberto se supo engañado y así, desprotegido de su orgullo, muda a la virgen de ciudad donde presto la rescata nuestro héroe y huyen los dos a Toulusse para luego ver nacer, perfecto y radiante, al fruto de sus carnes: el hijo único y primero, Astrolabio, el salvador.

Entonces, no se sabe bien si por gusto u obligación, Abelardo pide casorio a Eloísa, y ella, abiertamente en contra del matrimonio, por considerarlo signo de posesión y no de amor, declina la invitación y huye asustada dejando a su niño con las monjas de Argentuil, donde tonta y devota toma los hábitos y se olvida de sí.

Fulberto, exaltado y adrenalínico, localiza por fin al pretencioso que despojole de su más preciado bien y ayudado por tres hombres de confianza, con fuerza brutal y en inteligencia sorda, capa por la noche, funesta trama, a nuestro pobre ruiseñor.

De ahí en más, se suceden miles de cartas; Abelardo se convierte en el filósofo de Dios y Santa Eloísa le pide cartas de amor y consuelo temiendo ser olvidada por su antiguo triunfador. Mas no consigue que el actor le hable como un amante, sólo lee los rastros de un maestro sanador.

Por fortuna, ¡Oh Fortuna Carminiana!, la última carta conocida de Abelardo a Eloísa, termina con una plegaria; su lenguaje abandona por fin toda abstracción y, por primera vez luego de tantos otoños, se vuelve íntimo y cálido. Con seguridad, ella sintió regocijo ante cada uno de esos recuerdos que los ligaban nuevamente y que sólo ellos conocían. Evidentemente, el recuerdo de la pasión había conseguido romper la solidez doctrinal de su amado Abelardo.

No se sabe bien de su muerte, no hay ni datos ni figuras que la ilustren, sólo un bello mausoleo, morada infinita de su descanso.

...

Siglos más tarde en Tarragona, Carmen y Martín deciden fugarse de casa y visitar el mar; la Televisión Española crea un escándalo y pronto se decide que fueron raptados como rehenes por miembros de la ETA, al poco tiempo, la policía portuguesa los descubre algo marchitos en huesos y los envía de nuevo a casa donde los padres les reprenden fuertemente prohibiéndoles para siempre volver a verse.

A dos años del incidente, un cantautor de nombre Ismael les asigna una copla, dejándonos la imaginación al vuelo. Seis años más tarde Don Sabina retoma la nota y provoca en todos, consuelo. Y hoy, entretenido lector que ha culminado con gracia mi juglaría, será testigo de todos los ángulos, de todos los matices.



< Ismael Serrano.- La Huída >



< Joaquín Sabina.- Pájaros de Portugal >

2 comentario(s):

Goga dijo...

Que constante muchacho eh!, debo aprender de ti para escribir mas seguido en mi blog. Lo que pasa es que he estado mas interesada en las imagenes que en las palabras.
Excelente video de Sabina, ya quiero que venga otra vez y si es con Serrat mejor.
Abrazos!

Nota: No se me pasaron los acentos (las tildes pues), mi teclado esta en ingles.

No se te olvide el disco de SONEX!!!

Anónimo dijo...

Oleee!!!
Ultimamente me ha dado por escuchar completos los viejos discos del Sabo, que deleite, y como lo he dicho y lo sostengo, este Alivio -que no es anda viejo- se convirtio en uno de los del top3 del maestro.
Elamooor, elamoor, es un sentimiento.... saludos al agüitas si algun dia entra a esta madre.