martes, 7 de abril de 2015

Esquema provisional de censuras



Te sobreviví a las largas heladas de la adolescencia, a los besos que robaste y te quitaron en las fiestas infantiles. Luego viajamos, cada quien con su entonces cada cual, y en parajes remotos a los ojos de los dos nos llenamos el rostro de aurora sin pensar tanto en el otro.

Entonces, lejos de atavismos, cargados de eclipse y niebla, nos dimos la mano en un diciembre ligero; nos dimos la boca y los vientres, nos dimos la luna y el frío y la danza.

/

Cuando cobré la conciencia que me debían antiguos fantasmas me hice pobre en inconsciencia y dime cuenta enseguida que si quería alcanzar mi plenitud

(PLENITUD: pies en la tierra mojada, alma vuelta papel de colores, mirada boscosa, alegres manos jaraneras, lluvia en la piel cobriza, voz de miel y nuez moscada, ojos anisados, dedos de novia, ombligo de tabaco, etcétera, etcétera, tantísimo de etcétera)

                                      debía escabullirme de cualquier estándar de belleza que antes me haya enunciado como “amante de lo bello”. Pensé: no puedo,  y sucumbí a la llana contemplación de miradas portentosas. Me di a tu forma de ver el mundo. Abandonado en vista, miré a mi alrededor.

/

No hay nada / No hay focos / No hay rastro / No luz / No magma / No cristales ni vendimias ni ventanas / Nada ni habrá / Nada de nada / Nada de viento / Nada de eterno / Nada de bueno / Nada de blanco / Ni negro / Ni mientes / Ni estorbas / Ni huyes / Ni nada.

/

Me estás prohibiendo mi emoción y los asombros, sentencié con voz de trueno. Por ciclos tengo impulsos de ser el árbol y el agua, la caracola anciana donde el mar se reproduce, el pájaro que duerme a las seis de la tarde, el gusano que se esconde del pájaro, la fruta que no cayó del árbol. Pero vuelves, inquirí, robándome todas las ganas de ser el globo que deja escapar el niño envuelto en llanto; logras con tus trucos que ya no quiera parecerme al lobo que patrulla las praderas congeladas hostigando a los bisontes viejos.

Le haces daño a mi sombra de palmera datilera, quitas todo el frío de mis noches estrelladas en el Perito Moreno, te comes la manzana que puse en el camino de los primeros hombres, me robas el abrazo en el que quiero fundirme contigo, dinamitas los montes donde he visto dormir a tantos soles, riegas los árboles de mis caminatas a sabiendas de mi completo disfrute al verlos secos, rompes la soga con la que cada abril comienzo a suicidarme, bebes del agua donde mis salmones nadan a su encuentro con los osos, te vuelves carnaval con las plumas de mis faisanes, declaras sitio inaccesible a los jardines de Aranjuez matando de un soplo el vago recuerdo que sostengo de mi padre y de su mano fuerte como guía.

Si quiero cenarme un pato tú cocinas perdices, si quiero cazar un alce tú me engañas con cualquiera, trazas mis itinerarios para que vaya donde vaya, de ningún lugar me sienta dueño, ningún lugar me haga falta. Eres cada uno de mis espacios. Soy todos tus sitios.

/

Anoche perdí el deseo que tracé con la estrella fugaz de los mediados de agosto.

/


No niego mis miedos, no ensucies los tuyos. No me mojes los cigarros, son los últimos que tengo. No me digas que sí cuando sabes bien que no. No lo sientas. No me perdones. No te distraigas. No te enojes. No jugar en el césped. No molestar: recién casados. No estacionarse. No mientas. No al aumento de la gasolina. No te metas. No te salgas. No te duermas. No desvíes la mirada a los lugares comunes. No queremos pan, queremos educación. No me colmes la paciencia. No te quieras pasar de lista. A mí no me gritas. No me toques. No funciona. No te había visto. No me dio la gana. No sabía. No tengo cambio. No hace frío, no jodas. No lo creo. No sé. No tiene madre. No me gustó. No te lo comas. No va a pasar nada que no queramos los dos. No hay agua. No lo tengo en existencia. No juegues con fuego. No hables con extraños. No controles mis sentidos. No rompas más mi pobre corazón y otros muchos éxitos del verano.




°

El esmalte es de Maritza Morillas


0 comentario(s):