jueves, 16 de mayo de 2013

Circense

A mis años de Twin Peaks


De pronto se colaban de entre las ramas ocre de aquel árbol que nos daba sombras bondadosas una historia y un café o un cigarrillo. Detrás de la selva, y sobre el arroyo, dos libélulas seguían con movimientos erráticos el hilacho de agua limpia. Dentro del portal, en franca risa y salerosa compañía, reíamos todas las tardes de siete a nueve, despreocupados de los insectos que imitaban los rituales bajo horarios estrictos.

Al enano le gustaba perder al dominó, aunque fuera bueno; lo importante era perder, y dejarse amar por los otros: algunos lo maltocaban porque podían y otros se encerraban con él en el tendajón por horas, a charlar decían.

Así nos gastamos largas horas de esos nueve meses que fuimos contratados; tratando además de cortejar a María "la mujer más sabia del mundo" y bebernos todo el ron de todas las islas de todo el continente.

María se quedó sola y nosotros nunca supimos cómo taparle la mula del seis al jefe, un australiano que sería sometido a las autoridades durante una fría noche de diciembre por trata de blancas; la única noche que no se dejó perder el enano y acabó disparándole a seis de mis compañeros.

Por veces cantábamos, también.



(Infusión 4/30)

miércoles, 8 de mayo de 2013

Es verano

Para Lalo, Ángel, Yoyo y familias Vovides & Valderrama


Play & read!


Rodar colina abajo y toparse al río sonriente, fragmentado en diminutos millones de sol y agua / es verano / sentir el musgo suave y tibio con la palma de una mano y la nuca acariciarla con la otra / quieres / abrazar a los perros de pelaje blanco que te miran con sus lenguas de fuera y sus semblantes ingenuos / dejarse lamer / cómplicemente mirarse y dejarse lamer / y el pasto araña tus rodillas mientras tanto / y la arcilla por debajo se entierra en tu piel sin molestarte / mirar entonces al cielo y percatarte de las nubes-cocodrilo / nubes-castillos / nubes-hongo / nubes-barco de piratas / y en la frente limpia se te estrella el universo / tomas agua y te sacudes la nariz y las pestañas / y tus canes se alejan a cazar borregos / y eres dichoso sonriente por dentro y por fuera / no te preocupas, muestras los dientes / con razón te alegras / tocas el aire con tus brazos / tus vellos son rojos / tus cabellos lacios / observas la pendiente por la que rodaste / arriba vigila tu casa de grandes ventanales / pisos, techos de madera / sombras complacientes / salas con bocinas enormes y escondidas / es verano y desde el estudio donde pintas, trazas planos, coces muñecas, riegas plantas y alimentas a tu gato Moreira se yerguen el clarinete y la guitarra que escuchas en la brisa / vuelan presurosos por la espesura del bosque templado y llegan a ti, colina abajo, a toparse sonrientes con el río por el que viajan tristes jirones con tinturas rojas y hojas secas de un liquidámbar anciano.

Fotografía de Joan Trayol
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martes, 7 de mayo de 2013

Ciclos

(Infusión 2/30)



Aquel día que me mordió una estrella de mar y yo sin saber que no mordían me eché a llorar mientras mamá me salpicaba la cara con su limón asesino de almejas.

Mi gata está en celo porque no halla gato que la entretenga ni mano que la mantenga y por eso entre arena y arengas suelta la melena desbordada la pena almidonada y me ruge despacio y entristece la gata al verla.

Este té de las ocho cuarenta y siete de manzana y canela que me obliga a teclear sabe a cabaña y monte y pradera y sol azulado y verde templado el cielo que aquella tarde de otoño junto a ti que ya te vas y ya volviste pude ver desde un Volkswagen negro y seducirte y casi abrirte la capa de otros sueños más sagrados /

/ como los sueños de las orcas donde alados lobitos marinos las seducen día tras día hasta llevarles a mares menos profundos.

Nunca hay que decirle a la luna llena que de su lado estamos siendo sinceros es mejor decirle al sol que la busque detrás del huerto donde cada 28 días espera ansiosa eclipsarse y luego vestirse de duelo.

Metí siendo pescado por la cámara de fotos mis pies diminutos al océano gigante de Barra de Navidad en un diciembre acalorado sobre una barca blanca con un motor en desenfreno y pesca de Marlin que pensaba que yo pensaba que pescaba Marlin o atunes salvajes que luego en aceitunas y filetes delgados me iba comiendo poco a poco sobre una mesa de vidrio mientras miraba con nostalgia una vieja cicatriz en mi mano izquierda.


La foto es de Andrés Bonetti, en Patagonia.

lunes, 6 de mayo de 2013

Excusa

(Infusión 1/30)


Las horas del té me beben el tiempo. Casi aprisa, anoche, por ejemplo, anoté, dejándome llevar por la desesperación y exhausto por las comas anteriores: "no quiero abandonar al caminante ni caminar el abandono quiero / ni pretendo establecerme ni quedarme en las pretensiones". Tal cual y absurdo. 

De mi vida huyeron 10 minutos y 18 palabras que fatuamente intentaron dar vagas explicaciones alrededor de mi pereza hacia la escritura. Al no conseguirlo me senté de nuevo ante (el) peatón y decidí -por el duro placer y porque puedo- forzarme a aprender que finjo que aprendo.

...

¡10 minutos y 18 palabras, carajo! 

No es de sabios... ni de gnomos ni de genios. Por ello me enteré, absorto en el té de jengibre, que atesoro tanto mi memoria y mi futuro, tanto me gusta la vida sobre la memoria y el futuro que no la toco por temor a romperla. 

Así transcurre la vida de mis recuerdos futuristas: al lado, de lado, ni adentro ni encima, entre pestaña y pestaña, con gafas de sol, como la canción de Albert Plá: "Añoro solamente lo que no vi ni en pintura, lo que no quise que ocurriera, lo que olvidé por desidia".

Las horas del té no se beben mi tiempo: 10 minutos y 18 palabras son la pérdida del tiempo (intransitable ahora) sobre lo que no llegó a ser un cuento. 


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domingo, 5 de mayo de 2013

Lío de faldas



Play & read!


Cuando cierro los ojos para ver, oír y oler un país que he visitado, experimento una inquietud y una alegría semejantes a las que me reportarían el regreso de un ser querido.

(...) tampoco me alimento de recuerdos abstractos y si esperara de mi espíritu que me librase del sinnúmero de mis vagas alegrías físicas con un solo y puro pensamiento, moriría de hambre.

Cuando cierro los ojos para gozar de nuevo de un país que he visitado, son mis cinco sentidos,
estos cinco tentáculos de mi cuerpo, con sus bocas ávidas, los que me empujan para traérmelo.

Colores, frutas, mujeres... perfumes de jardines, olores de callejuelas sucias y de sudor, infinitas extensiones de nieve iluminadas por relámpagos azules... playas ardientes y ondulantes que se agitan al sol... lloros, gritos, danzas, cantos y lejanos cascabeles de troikas...

Existió un tiempo, en mi primera juventud, en que intenté hacer ascética mi insaciable alma, alimentándola de abstracciones. 


Pensaba que el cuerpo no es más que un criado cuyo deber es el de recoger las materias primas y verterlas en el laboratorio del alma, para que allí se transformen en ideas. 

Extracto de Japón, por Nikos Kazantzakis











/ Fotos del peatón en Pedro Escobedo, Querétaro
durante el Festival de Danza para adultos mayores /


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