domingo, 5 de mayo de 2013

Lío de faldas



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Cuando cierro los ojos para ver, oír y oler un país que he visitado, experimento una inquietud y una alegría semejantes a las que me reportarían el regreso de un ser querido.

(...) tampoco me alimento de recuerdos abstractos y si esperara de mi espíritu que me librase del sinnúmero de mis vagas alegrías físicas con un solo y puro pensamiento, moriría de hambre.

Cuando cierro los ojos para gozar de nuevo de un país que he visitado, son mis cinco sentidos,
estos cinco tentáculos de mi cuerpo, con sus bocas ávidas, los que me empujan para traérmelo.

Colores, frutas, mujeres... perfumes de jardines, olores de callejuelas sucias y de sudor, infinitas extensiones de nieve iluminadas por relámpagos azules... playas ardientes y ondulantes que se agitan al sol... lloros, gritos, danzas, cantos y lejanos cascabeles de troikas...

Existió un tiempo, en mi primera juventud, en que intenté hacer ascética mi insaciable alma, alimentándola de abstracciones. 


Pensaba que el cuerpo no es más que un criado cuyo deber es el de recoger las materias primas y verterlas en el laboratorio del alma, para que allí se transformen en ideas. 

Extracto de Japón, por Nikos Kazantzakis











/ Fotos del peatón en Pedro Escobedo, Querétaro
durante el Festival de Danza para adultos mayores /


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