lunes, 6 de junio de 2011

Los malos hábitos de la impotencia

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Es como quitarle un caramelo a un niño, dijo. Es como, es más, es como sentir, paladear, intuir, cómo sería quitarle el caramelo a un niño. ¿Entiendes? Es la acción de pensamiento, no la acción ensimismada en movimientos corporales, arrebatados, inusitados de quitar, propiamente, robar, un caramelo de la boca de un niño, aunque, la… acción, quiero decir, la magia oculta en la mirada del infante, o su posterior reacción al atraco sea más bien… llorosa. ¿Entiendes? Porque no hay que hacer el cuento largo; o decides convertirte en monstruo o reinventas las pautas de tu comportamiento hacia los niños. Y los niños no van a cambiar nada de su esencia por ti, ni van a dejar de comer dulces, ni te van a tener miedo si te vuelven a ver; no les provocará tu presencia la más mínima noción de espanto. Es más, tarde o temprano, los niños te harán sonreír tanto que querrás dos, con sus mochilas cuadradas en las espaldas, uniforme azul, loncheras de Micky y barra nutritiva de linaza y almendras. Dos niños bien peinados, sonrientes, indiscretos, con caídas múltiples por los céspedes urbanos y con un San Bernardo maravilloso que ande a galope con ellos doquiera se escondan. Dos niños felices. Y habrá, por supuesto, tendrás, que quitarles caramelos de vez en cuando, y sentir remordimientos por los gritos y dar las bendiciones en litera y planchar/almidonar/resplandecer la ropa de los actos cívicos. Así que mejor no te metas; ya tendrás tiempo para soñar con niños, dijo, o para criarlos si te descuidas, o para darlos en adopción y mirar los miércoles, de lejos, a través de un enrejado permanente, la forma en la que crecen, se suben a los árboles, descubren, entristecen.

¡Qué mamón te has puesto Frank! / Me soñé padre de mellizos, qué quieres / No son tan malos, chico; míranos / Tú estás joven y nunca entiendes / ¡Te llevo diez minutos! / Pero estás joven de acá arriba / … / Te hace falta una novia / Y a ti kilos de menos / Pendejo / ¿Tú crees? / Creo que te hace falta una novia / O coger, más bien / ¡Frank! / Qué / ¿Y tener novia no es garantía de lo segundo? / Uno nunca sabe / Si eliges bien es garantía / ¿Me vas a dar a mí clasesitas de amante? / A güevo / Si ni siquiera puedes decir “coger” sin ponerte rojo; puto: coger, coger, coger, desenfrenadamente coger, ¡y después seguir cogiendo! / ¡Frank! / Qué / Por qué te encabronas / Soñé que era padre de mellizos y que mi novia se había largado contigo / Cuál novia, de qué hablas güey / No te hagas pendejo / Si tú no tienes novia, güey / Deja de decirme güey, me caga que me digas güey, me recaga / … / … / … / … / Güey / Vete a la mierda / Frank, ya, no mames, qué te pasa / Tú eres el que va a tener niños, güey, no yo / No mames Frank / Yo no voy a poder tener hijos nunca / No lo sabes / Tú lo sabes, yo sé que tú sabes, te han dicho / Frank, qué pedo, faltan… ¡años! / Años para que tus hijos crezcan y los míos no nazcan / … / ¿Lo ves?, lo sabes / Pero habrá otras cosas / Qué pendejo, nunca entiendes / Serás un tío chingón / No me chingues / Frank, nunca habías pensado estas madres, por qué te martirizas / Tus güevos y tus pinches palabritas / Frank / Qué / … / Qué / Nada.



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3 comentario(s):

Yanitsa Buendía de Llaca dijo...

Peatón, por favor dile al amigo de Frank que tener novi@ no es garantía de coger (desafortunadamente). La buena nueva es que para ello tampoco se necesita tener novi@.
Viva los tiempos modernos y los cachetes que se sonrojan. Lindo cuento, linda estructura.

Juan Carlos Medrano dijo...

¡Por eso Janitzia!
Bienvenida a estas calles poco transitadas (chantaje victimista pa' que siempre vuelvan caminantes a dar su punto de vista sobre los pasos del Peatón); acá te esperaré con agua simple cuando quieras regresar.

En otras, y para redimir las dudas a cualquier lector, de hecho: a) el amigo "mojigato" es, en realidad, hermano mellizo de Frank; lo acabamos de descubrir todos en este pasaje. b) Frank está completamente de acuerdo con lo que dices (y lo hace manifiesto en esta entrega); y es que Frank es el lado bestia-tierno de su hermano, que, en el pacto ficcional (je), soy yo; y c) ¡Buen brindis!, me recordaste a una rola del Páez.

Gracias por el piropaje estructural y larga vida a tus visitas; siempre es bueno descubrir paseantes.
Te agrego ahora mismo a "Caminantes" y haz lo propio en el tuyo pa' darnos mutua publicidá. ¿Trato?

Yanitsa Buendía de Llaca dijo...

Perfecto! Me informaron hace poco, que se trata de una serie. Chidísimo, habrá que seguir a los mellizos.