(Un respiro)
Intuyo que nadie cree lo que digo. Al menos así no me he
dado a la caritativa tarea de seguir tan vivo. Entreveo que las brisas me asedian
en los túneles obscuros de un tiempo que se fugó dispuesto a no volver / Esta
ventisca del otoño venidero. Seguro es ella la que aguaita al escritor cuando
se torna presa. Palpitar estorboso, a medias, rutinario, vuelto nudo, de un núcleo
sustancial entristecido. La pausa indebida: el tiempo fugado.
Creo que nadie intuye lo que digo. Irrebatible es el
criticastro hacia la mala posición de mi sextante, allende los mares del
espacio, estimulando mi raudo desvío de cada multitud en la que mal anido. Otra
vez la cosecha sempiterna del mal tiempo. Otra vez las almas llagadas que se
arrancan la tristeza con puntas ardientes de hierro. Otra vez la poca paz en lo
que anhelo; el músculo vivaz de cada sueño; el tibio iluminarse de los afectos;
la desusada calzada que por quejoso peregrino. Otra vez tu ortográfica hermosura
en medio de la melancólica industria de los deberes mundanos. Otra vez mis epítetos
tontos y las listas, las comas renegadas en cada servilleta de cantina. Otra
vez las enumeraciones. Otra vez tú tras los velos delirantes del olvido. Otra
vez nosotros a través de embozos níveos. Otra vez el sigilo de la memoria y el
puente indomable hacia la remembranza, la tarde, esos saltamontes.
Digo lo que nadie cree que intuyo. Ni siquiera cedo en mis
decires de nocivo caminante / Luego me distraigo / Este apaciguarme a lluvia torpe.
Este diminuto gato que chilla. Estas veladoras que me calcinan la prisa y los
planes. (Otra vez los planes. Otra vez los augurales malabares del destino. Las
muelas del juicio. Los descansos que se otorgan mi cuerpo -poco prudente- y mi espejo
-mucho arrogante-)
Nadie intuye lo que creyendo digo.
///
°
Todas las fotos de (el) peatón
2 comentario(s):
Cuando era joven y leía a Carlos Fuentes tenía que regresarme y releer dos, tres, cuatro veces... Escuché Dark Side of the Moon varias veces antes de empezarlo a entender y disfrutar. Las grandes obras no se entienden a la primera. Así son las publicaciones de El Peatón. Hay que leerlas, releerlas, regresar unos días después y volverlas a leer. ¡Gloria al autor! En algún momento -espero que pronto- será reconocido su talento.
Gracias por compartirme esto, querido primo; me haces muy feliz con tus porras y muy valiente con tus comparaciones. / Nunca, creo, he sido bueno con la entrega franca y sin vericuetos hacia mi lenguaje; sobre todo cuando escribo. Será que prefiero la vereda en vez de volcarme en planicies. / Gracias por el tiempo para leerme y comentar por estos lares desiertos. / Te mando un abrazo bien fuerte y sentido.
¡Salud!
Publicar un comentario