martes, 17 de diciembre de 2013

De barro, libertad


Infusión 11/30



Hubo donde no y donde no hubo, hubo también. Y luego se quebró; le cayeron cien piedras de dudas y roces y minúsculas tragedias que de pequeñas se hicieron más violentas y por violentas forzaron la maquinaria y el antojo. Se quedó sin par, sin Reino de los Cielos, sin esfera vivazul, sin horizonte que mirar. Y empezó a cambiar por dentro y luego se fue al bigote y a la planta de los pies; así mi libertad se quedó rasando el suelo: miró con vivo calor el asfalto y brincó entre musgo fresco y agua de callado manantial. Instalada en la mente y no en el deseo, suelta de ataduras, "nosoynada" y nubes grises, fue dando saltitos desde allí, desde la planta de los pies, hacia un mejor futuro. Miró precavida entonces la situación: "de aquí no soy", dijo. Libre, libertad mudó de origen y bailó por el mundo. En ese mundo cayó enamorada por vez primera y no tuvo a quien pregonar tanto amor de mundo. Suelta, rodó sin abrir la alas de cartón que le había prestado un moro en Gobi y anduvo y desandó los anchos mares de arena y viento. Silencio tras silencio, mareas de carne y fogata, sexo sin sexo y arriba de ese sexo mayormente su sexo, libre, libertad se llenó de miel y llegaron hormigas a picarle el orgullo. Los viejos de entonces cuentan aún a los pequeños sin estrellas que libre, bajó libertad a la ciudad entonces más cercana y pidió agua y canela para sanar la comezón de la llama primigenia. No sanó jamás esa llama, quedaron huellas hendidas de placeres pasajeros y nubes de mosquitos que nunca se le volvieron a quitar de encima. Decidió mi libertad volar hacia los ojos de los otros y ver sin calma o con desidia según los otros la vieran. Se quedó diez veranos viendo pasar a los demás y dando la mano a extraños, más extraños, libertad /// más extraños que saludan y se sientan a tu lado, te invitan un té de hierbabuena que te quema el paladar y tú tan suelta, libertad, te ríes con esos demás, con esos otros muy otros que de lejanos son ya tuyos y por tan tuyos vuelan lejos para no asfixiarse en tu helada conversación, libertad. Miradas tan frescas como otoño en Windham y céleres los ojos que apañaban movimiento y ensuciaban lo honestamente bello; lo ensuciaban por ti, libertad, hacían charcos con terraplenes de tierra infértil y aullaban a los lobos para impedir su reproducción, su caza, su olvido. Porque a ti te olvidaban. (Suelta desde niña, libertad) Te han usado para seguirse amarrando de algo, libertad, para entorpecer el paso y no dejar pasar el frío. Y tú tan solita, libertad, pletórica de misterios, errática infante de trenzas largas siempre callada, mirando lejanía, libertad, a través de los otros: lejanía; porque allá "en su lejos" lo sienten más cerca, libertad; porque no han tocado los otros lo lejos que llegas tan sólo de pensarte ahora, libre y suelta, sin marcas que aflijan tu pasado, sin prolegómenos que enturbien el presente, sin reyes ni reinas a futuro, libertad, ¿a dónde te fuiste si nunca estuviste tan libre, libertad? /// Nunca supe asirme a tu cintura, libertad, a secas fui el puente que tendió el entendimiento a los que siempre tienden a no entender ni pizca; y con ellos te quedaste, tonta, libertad insensible, porque desde tus vuelos eran ellos los sinceros visionarios que traerían al mundo, ese mundo antiguo del amor inexplorado en que creciste: paz, progreso, dicha, amistad y crecimiento. Y llegaron al punto final de sus finales y te dieron la espalda, libertad, suelta te volviste a mí sin encontrarme y yo que me había quedado a la espera de la yunta, libertad, con más canas y menos sueños y más hambre y más frío y más dueños, libertad. ¿Eso me diste? ¿Más dueños, libertad? ¿Más cuentas pendientes, libertad? ¿Más fotos, más hijos, más muebles, más autos, más viajes, más mujeres, más dinero, más felicidad, más manos que se ensucian? ¿Más ganas de tirar hacia adelante, libertad? Todo me lo diste y hoy te suspiro por falta de aguacero en mi terruño. /// Ni sabes dónde vives, libertad. Ni sientes igual que cada intento de ángel que moldeaste. Tú allá arriba y nosotros tan abajo hechos de barro. De barro, libertad, que si endurece se astilla y truena. No de agua, no de bosque, no nos hiciste de esperanza, libertad. ¡Nos hiciste de barro! Y lo sabías, pequeña necia, dabas por sentado que ibas a rompernos y nos rompiste. /// Y "¡a ayudar a los demás que el tiempo apremia!", tender la mano a los que llegan en el tren, los miles de infatigables nómadas de los que tanto leías cuando niña, libertad. Te ibas silbando con tus cantatas. Nunca te pregunté qué veías en nosotros, qué sentías, qué olfateabas, dónde y cómo nos darías las alas. Y es que nunca has pensado más allá de tus consignas.

No eres tú la que nos libras, libertad, eres tú la que nos ata a sentirnos libres. Muere con eso, libertad. Así fuiste concebida; para llenarnos de ahínco y de promesas por fuerza cumplidas, y de empuje, rabia, corazón y justicia, ganas de triunfo, sed de alegría...


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Cadereyta, es una foto de (el) peatón


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