Infusión 10 / 30
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Luego del rictus
queda mucho. Nos lastima recordar el mucho. Nos duele la risa. Detrás de la
risa hay más descubrimiento de lo que hemos hecho bien, del bien que nos han
hecho.
Queda la risa, no los dientes; la
sonoridad tangible en cada esquina de estas paredes amarillas. Y es que tu risa
es ambarina, y es añil, turquesa y es magenta en las noches de abundancia y providencias.
Luego de tu risa queda tanto. Me punza
resonar el tanto. Me duele tu risa. Tu risa sobre mi espalda, a flor del llanto
y la cosquilla / galope maestro y alas batientes en la mocedad del devaneo.
Tu risa-quebranto de lisonjas en el
jardín que no tuvimos, de juegos de mesa tu risa, de folios esparcidos en la
alfombra: sigilo de un diario encapsulado que ya no secreta nada.
Savia y corteza de un árbol segado
para fuegos blancos en otras noches campiranas con grillos que no me cantaron.
Tu risa allí se quedó volando muy bajo y a merced de tordos, las mariposas y
sapos. Tambor lejano de las estampidas que biencorriste.
Tu risa y el fango: restos sobre despojos
de otros mares derivados de tus océanos. En las orillas: tu risa; de las
cálidas habitaciones a la marejada repugnante. Hay unos ojos que te miran verter
sobre tus labios humedad y carcajada. Mar de risa.
Tu risa feroz, de leona hambrienta,
de fiesta con orquesta, de carrerista fugaz a nuestro futuro infranqueable. Tu
risa manierista de eslabonadas carnes. Risa cereza en el pastel. Risa y almíbar.
Tu risa nevada bajo el sol abatido
tras las montañas, y el carácter encima de vino añejo que has tenido desde
siempre. Mi manta sobre tu risa urgente en las nubladas tardes del altiplano marchito.
Mi manta. Todos los adjetivos.
Luego de la risa queda el espanto de
la risa a solas. ¿O por qué razón tu risa me queda tan alojada en la memoria?
La franqueza, la obviedad, toda la picardía y tu risa en medio de nosotros, tan
de aviones de papel y nubes que escampan sobre marfil-acero.
El viento que trae tu risa y la reemplaza
por celofán para envolver dulces de mantequilla. ¡Ni cuenta nos dimos! Tu risa
mezclada de polvo y tosidos y teclas golpeadas de Bösendorfer, golpeadas con
arritmia como tu risa de dimensión bondadosa y sabor membrillo que contagia.
Todas las frutas sobre tu risa y el
papel en el que escribo ante tu risa que no percibo. El entarimado de tus
versos cuando ríes y el río por el que se estrellan sin prisa los dorremíes que
de tu risa escapan flotando.
La señal de gozo. Tu risa.
Estertores de una noche duradera en magia, parafina, saliva y aliento. Tu risa
allí, haciéndole frente al pensar desviado y al agobio. Entonces tu risa que
después se ha vuelto tornado acalorando las líneas del olvido. Tu risa y el
olvido. Formas antagónicas de no tenerte riendo.
De(no)tenerte. (Riendo)
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