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El español, a pie.
Quienes dicten que los idiomas no deben evolucionar, involucionados. O, peor aún, cuadriculadamente paradigmáticos. O, mejor aún, defensores acérrimos de la belleza caligráfica que toda lengua escrita posee. Es decir, kukluxklanes inefables contra los inventores de palabras, contra los correctores de estilo y contra los bohemios que discuten apasionadamente largas horas sobre el adecuado grafismo de los nobles códigos que se conjugan en lo que hoy conocemos como lenguaje.
Las ideas que hoy miro desconfiado son imprecisas, quizá, en su concepción más primigenia. De cualquier forma, no estamos (usted y yo) inmersos en estas líneas sólo por capricho del destino. El destino no existe. Fuerza en las palabras, aplastante y poco jerárquica cuando cae en manos equivocadas. ¿Las mías son manos equivocadas?, dígamelo luego de leerme. Y cuando digo leerme, me refiero, por supuesto, a malinterpretarme, a adoptarme como dogma o a querer hacer jugo de letras con lo expuesto aquí.
Lo expuesto aquí es la lucidez gráfica de cada palabra escrita, no el por qué de sus funciones ni la cuna de la que todas provienen. Latín para seminaristas, español (del bueno y crudo español que escribimos y olemos) para la gente de a pie. Pa’ usté y pa’ mí, para el mexicano, o colombiano, o argentino, o filipino criollo, o cubano, ibérico o peruano. Español a caballo para el ciudadano que, sin ser un entendido, lo utiliza en defensa propia. Póngale usted sus costumbres al español mestizo y maltrecho y maldecido.
El español, de boca en boca
El Diccionario Panhispánico de Dudas es, tras todos los días y sin mucho sentido, cada vez más gordo. Las razones, más allá de la obviedad, nos significan múltiples apropiaciones de la lengua en función de sus usos y costumbres.
Un chicano gasta diariamente un aproximado de 15 nuevos spanglishismos en su búsqueda por una identidad colectiva y acentuada en sus características únicas. El graffitero rudimentario inventa tags que hoy figuran en tumbaburros alternativos lanzados por editoriales de prestigio desconocido. Un twittero economiza el lenguaje para reírse a carcajadas (y profusamente) sobre un tema mórbido por extraño: WTF! LOL! (8).
Los ejemplos, como vastos, son irrisorios o interesantes o especiales o innecesarios. La necesidad de revolucionar las formas, los pasajes y el imaginario colectivo en función del idioma, fue, es y será imperante, obligatoria, libre.
Visto lo visto, por si usted es de los que imagina visualmente lo que lee; dicho lo dicho, por si es de los que no, me parecen absurdas, sin dejar atrás lo confusas, las múltiples reformas que la Real Academia de la Lengua, sabedora de lo anterior, se empeña en marcar “a pies juntillas”; por qué la insistencia en acentuar los errores habituales de los usos lingüísticos en vez de agruparlos en funciones, permitir novedades, provocar nuevos “decires”, satisfacer a los clientes, seducir a los nuevos hablantes.
El español, en medio
Tranquilicémonos: vamos por mal camino con tanta demagogia. Calma, las verdades a medias no llegan a mentiras. Despacio, yo no entiendo gran cosa de los paradigmas. Lo mejor será pasear al español por los medios de comunicación y dejarse seducir por cada asesinato diario que correctores de estilo, editores, reporteros, amigos todos, cometemos sin misericordia con el único objetivo de ajustar textos a plantillas prediseñadas; ejemplo: si “extraterrestre” es vocablo lon-gi-tu-di-nal-men-te largo, utilizamos alien: gusta y regusta por aquello de nuestra dilección por lo extranjero.
Hace algunas tardes, conversando entre amigos del gremio, trataba de dilucidar en mis fondos alguna línea directriz sobre esto que ahora usted, colmado de paciencia, lee (línea que, al parecer, curveé demasiado casi hasta convertirla en círculo).
Hablamos, no sé, del periodismo de antaño, que educaba o malcriaba a sus lectores, del periodismo moderno, que invita a la reflexión sobre fotografías explícitas o (explícitamente) trae consigo alguna reflexión comprada y, del periodismo futurista, digital, virtual, emancipado, el que organizan indígenas en su lengua madre para no ser reducidos a “páginas no encontradas por el servidor” a causa de alguna afrenta contestataria.
Lo que quiera usted, o yo, o ellos: no estamos aquí para revelar los secretos místicos del acontecer cotidiano ni para instruir sobre tildes diacríticas o diptongos. Sólo (tildado) estamos para no sentirnos tan solos (sin tilde).
Abramos la discusión y cerremos la mente al cambio, o al revés o whatever you want o QSLQDQ o larga vida al español y muerte lenta a lo estatuario, a lo siempre vigente, al castellano inamovible de sus formas.
Entonces, cómo le hacemos: ¿saltamos la valla?
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domingo, 9 de enero de 2011
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5 comentario(s):
La imagen de la "balla" es lo máximo
jajajaja de dónde sacó esa imagen...como esas creo que conocemos varias. Saludos y felicidades
"Siempre hay tiempo para soltar las palabras, pero no para retirarlas..." No importa si está o no bien escrito, al fin con que se haga entender logrará lo mismo que haciendo de la manera "correcta".
Quedo pendiente esa platica ortografica con chupes de por medio y Bebo a la lejania.
Por otro lado, creo que tu texto se contrapone con tu idea original de aquel intercambio de correos, ¿o entendi mal alguna de las dos mi querido furkio? De cualquier forma ambas posturas me agradan.
Así quedamos. Abrazos literariamentemusicaleseiconograficos.
¡Salve, caminantes!
Trucha: ¿tanta neurona desperidicada para que lo máximo sea una imagen ajena? Je. No te creas, sí; está de lujo ¿no? Gracias.
Kokó: quise poner una de por estos lares pero el chiste era meterme un poquito con lo meramente castellano. En cuanto vi lo del yjo puta supe que era digna del Peatón. San Google, ya sabes.
Jéssica: Qué bueno que te das cuenta de la fuerza del lenguaje escrito, sólo así lo ocuparemos con mucha mayor responsabilidad, creo. Salud.
PAto: No recuerdo aquello del intercambio de correos ¿podrías refrescarme la memory stick?, ¿o te refieres al proyecto aquel de "lo común en todo lo demás"? Abrazos igual de complejos.
Gracias por leer, paseantes.
:-)
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