viernes, 7 de enero de 2011

Pasos al gozo

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Quiero sentirme:

Somnoliento, tal vez.

Después de todo, el sueño engendra fantasmas que no me quitan el sueño. Y, de proponérmelo, ocasiona que mis ojos se vean más grandes, aunque sea sólo en el sueño, más grandes y abiertos y lacerantes. Mis ojos. Y por ellos, sin augurio, sé que escribo, tantito, nomás.

Sin embargo, ni mis ojos ni el sueño son problema cuando me cruje la panza y me devasta bien adentro, casi gritando: ¡calamares!, ¡ensaladas agridulces!, ¡queso manchego!, ¡agua, miserable, siquiera de la llave!

Bueno, quiero sentirme:

Hambriento, lo sé.

Lo estoy, es oficial, y ante todo, escribo. Escribo en enero mientras suena lejana la mugida de un tren enloquecido y tres mariposas blancas sin chiste se asoman a mi ventana contagiando el invierno de sol y primavera. Y qué, o a quién le interesa que vuelen causando ciclones en las antípodas.

A mí, particularmente, pensar en China me da no sé, me da calambres: tanto espacio atascado de personas con los ojos más pequeños que los míos, y todos igualitos y desnutridos y republicanos (coma) y sin quejarse. Por eso si el ala izquierda de la “navecita blanca” de Silvio que acabo de aplastar por accidente hace que un chino se atragante por comerse un pulpo vivo, pues, mire usted, me viene igual... ¿O son los surcoreanos?

Yo no me pongo el saco. Yo lo que quiero es comer y después dormirme acurrucado en los brazos de Ursula, por una tarde, por un momento. Y que el viento seque mi ropa, los platos se laven solos y la cama viva feliz estando destendida.

Porque, de verdad, quiero sentirme:

En paz, como el tic tac de los relojes durante las madrugadas de insomnio mientras afuera se desata la tormenta ocasionando que luego la tierra huela mojada y dulce; o en paz, cual sigiloso gato negro que me pide croquetas, tres veces al día, previa siesta, puntualmente, y en paz. O así sentirme, en paz, como el Burguitos, cuando lo besa la niña de su vida y él se pide otra copa en el mismo bar de playa que yo siempre he querido frecuentar para mirar atónito miles de puestas moradas de sol: los pies desnudos, la arenita azul exfoliante, Tania sonriendo, amiguitos en franco abrazo y mucha cerveza fría.

Me siento así, por dentro: gozoso.

Play!



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Naolinco, techumbre con papel picado, de China.

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3 comentario(s):

PAto dijo...

Excelente furkkkkkkk!!!!!
Abrazos, exitos y 2011.

Anónimo dijo...

Todos somos locos, pero el que analiza su locura, es llamado filósofo.
Te felicito,¡eres todo un filósofo!

Excelente publicación.

Juan Carlos Medrano dijo...

¡Pato!
Ojalá me acompañes en estas nuevas avenidas del año. Me siento gustoso de saberme leído por tí durante estos últimos seis años.
Excelente 2011 entonces.

Jéssica, gracias por las porras y por tomarte el tiempo de escribir algo al respecto. Es una palabrita fuerte esa del "filósofo" y no tengo muchos deseos de convertirme en uno. :-)
¡Qué bueno que te gustó!

Gracias por leer, caminantes.