Infusión 6/30
Pese a haber
un mundo más chico, uno de plastilina, cartón mojado, redes sociales, un
mundo-alcancía donde se siguen los preceptos del ahorro emocional por encima de
los del goce; aunque a veces las líneas divisorias de lo irracional y lo legítimo
se tuerzan, inolvidablemente hechas bucle, hacia la ficción, el error de
sentido, la indiferencia; no obstante sea más larga la lista de enemigos y más
corta la de corazones rotos; inquiriendo, incluso, bajo la razón como fuerza
dominante, pese a tener más frío, más hambre, más ganas de matar, más intentos,
logros pasajeros, más arritmia, más sed de venganza, más duro invierno, ciudad
y más cemento, más calumnia, tortura, estupidez, más gobierno, más astucia; aunque
el pájaro no vuele ni muerda la nueva estirpe de perros salvajes; aunque se
caliente la cabeza, la tierra fértil, la entrepierna, la Coca-Cola, y se
cuarteen las heridas de la infancia; no obstante se siga conspirando, pasando
de frente sin mirar siquiera al suelo, retando a los amigos a alejarse, bebiendo
lácteos caducos, tragando rastros de cucarachas en chocolates, balbuceando,
trotando, limando asperezas, comiendo dos del mismo plato; no obstante el amor,
pese al amor, aunque y por abajo del amor: la gente canta.
La gente
sigue cantando porque está bien viva de venas y huesos con carne, porque
adentro siente el retumbar sereno de la matriz que otrora fue su casa, porque
consigue enfadar al vecino con sus gritos, o
adelanta un beso, le gustan las bofetadas, los llantos.
Cantamos y
volvemos a cantar en los bosques y callejas, en elevadores, desnudos, con
corbata, con dos copas de más y por lo mismo. Seguimos cantando en pie de
lucha, la nuestra, la de todos, la de alguien más, la de ninguna otra gente.
La gente
canta aunque le paguen, le pasen encima y le saquen las tripas; canta, cantamos,
cantaremos quizá por siempre, incluso luego de existir, luego de sobrepoblar
las almas de hongos nucleares, de visitas a los suegros, de funerales.
Lejos y
fuera del sistema solar que nos educa, nuestras gargantas permearán el aire de
otras tierras. Y otros nosotros cantaremos en otros idiomas que aún no se
descubren.
La gente
canta. Pese a no haber nacido y seguir orbitando el extinto Plutón: la gente
canta.
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La foto (pentagram) es reservada de José Estevez
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