domingo, 13 de noviembre de 2011

S. T. 7/n

< también llamado:



No se puede hablar de cotidianeidad sin antes tratar de definirla, o al menos enmarcarla dentro de un contexto. Términos como cotidianeidad, privacidad, colectividad, resultan a veces tan generales y particulares a la vez, que es imposible lograr una definición clara.

Generales, porque nos entregan una noción totalmente abierta a todo; lo cotidiano es definido como “lo que ocurre diariamente”, “lo usual”; lo que es tremendamente vago en cuanto la existencia es particular y personal a cada individuo, lo que nos produce que el término de lo cotidiano se fragmente en miles de pequeñas cotidianeidades personales y particulares de cada uno.

Lo que aquí nos interesa, sin embargo, es el lugar en donde ellas suelen encontrarse, en lo que denominamos lugares cotidianos. Lugares que deben su existencia al hecho de que entre los miles de cotidianos particulares que podemos tener, existe por lo menos un grupo de ellos que nos son comunes a un grupo mayor de personas, y estos grupos se encuentran fugazmente por momentos, en espacios definidos y determinados para tal efecto.

Es acerca de estos espacios de encuentro fugaz de los que queremos hablar aquí. Espacios como el café, la calle, el almacén de la esquina. Lugares de los cuales han derivado muchos otros hoy en día; el café se transforma en cibercafé, la calle en galería comercial, el almacén en supermercado. Hay un cambio de tiempo y de escalas significativo, la velocidad de la mirada, del paso, es otra; la escala crece considerablemente, pero en el fondo existen ciertos elementos invariantes en estos lugares cotidianos.

Fragmento de La seducción, Mauricio Baros

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6:14 > Cables de alta tensión ligan una desenfrenada carrera eléctrica al Sol que ya despunta al alba sin preocuparse tanto por las nubes, los árboles, los pelícanos >



6:17 > lo que en el '36 del siglo pasado fue una lámpara de petróleo, hoy es monstruo incandescente que abre sus fauces devorando tabiques pintados >



8:22 > cerrado por reparación, por derribo, cerrado en espera de cambios, de reajustes económicos en negocios que otrora fueran prestigiados, todo cerrado >



10: 57 > me da la mano un lunes que ha dejado de latir desde el domingo >



12:09 > ellos se besan, entibiando un poco el aire; incongruentes ellos >



18:22 > danzan acuarelas, resplandecen en los malls, miran inquietas al cliente cansado >



18:53 > cierra la tarde el otoño, apenas perceptible tras la emancipada silueta de la dama que me habita y se acurruca en la pradera.



21:10 >

Mr. Owl by Aeiou on Grooveshark

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8 comentario(s):

Yanitsa Buendía de Llaca dijo...

Ventiladores y peces: mis favoritos.

Juan Carlos Medrano dijo...

El tinte acuareloide de los pescaditos amigables a mí también me acabó gustando /// Los ventiladores son mi homenaje particular al corto "Love train" en el concierto de Michael Nyman.

Yanitsa Buendía de Llaca dijo...

Oh! Es verdad! No había echo esa relación. Becho trenoso.

Juan Carlos Medrano dijo...

-) (-
Locomotive!

Celeste Laviani dijo...

¡Todo ha sido fantástico... todotoíto!
Celeste

Juan Carlos Medrano dijo...

¡Celeste!
¿Qué es de ti?, ¿dónde te metes?
Un abrazo enorme, ché :-)

Celeste Laviani dijo...

Me gusta desaparecer de vez en cuando, ché. Shó estoy bien. Entre reiki/fotografía/diseño/sonrisas. ¿Tu vida fluye bonito?.
Un abrazo grandote y azul.

Juan Carlos Medrano dijo...

Mi vida fluye bien bonito :-)
Gracias por preguntar, piba.
Un abrazo verde y feliz.