domingo, 20 de enero de 2013

Cruce de caminos 17/n




Play & read!


1.

Llevo en mis ojos la hinchazón del monte: grillos que despiertan en la madrugada; halcones en picada franca tras el roedor; soles y lunas que arañan por encima de los bancos de cantera; almas aradas con dinero del patrón; rocío congelando los lomos de hombres, caballos, parcelas, desiertos; socavones sin hueco, sin aire ni alacranes.













2.

Hallé, bajo la ínfula del despiste, una instantánea de Magritte sin bombines, ni paraguas, ni homínidos en traje obscuro. Digamos entonces: una estampa escondida en los cajones siniestros del olvido con ciertas remembranzas del arte en los discos de Pink Floyd. Y detrás de esa ventana me encontré feliz por casualidad, con esa luz de cinco de la tarde: como se debe ser feliz (momentáneo, redondo, perfecto).


3.

Diariamente me doy a la búsqueda del mar anclado en tierra; mojo mi sombra en la savia precavida de los cactus y me adentro en las claras de este universo renovado que me envuelve. Busco el verde y la humedad de mis pasos infantiles, muerdo el polvo que levantan mis escarpines. Tomo y protesto, clavo banderas: ¡esta flor es mi flor, y éste de acá, mi espanto! Se cierran las fronteras.











4.

Quizá he pecado de frío e insensible y por eso ahora me atormentan los monstruos de carne y garras con sus dientes en sonrisa directa del no-entendimiento / Quizá merezco el peor destino por haber gozado tantas frutas mágicas en la infancia sin haber tenido las vergüenzas divinas del destierro, mientras esta gente (inquieta de escalones) nacía entre la tierra infértil, entre estertores de la no-opulencia, entre mentiras de cartón y de sangre / Por ello me falta el odio de los comunes y hoy obedezco / pero odio y obedezco / y odio y obedezco sin aparentes razones ni poderes ni mandatos /



llevo el estigma de ser afortunado siempre /


Quiero entonces (debo-quiero-debo-tengo que-debo-podría hacerlo-debo) revisar las inquietudes de la gente, ponerle menos sal al mal tiempo y sanar sus heridas más profundas / Seguro que para eso vine, y sin eso quiero irme. 






5.

Qué manía por perder los pies del pavimento: 
ni Dumbo pudo hacerlo, 
ni ET sin bicicleta.



6.

Conocí un lugar de paz donde el Dalai Lama jugó a sentirse libre.




7.

De nuevo la estrategia, el europeísmo, la tarde a secas que aquí se desmorona cargada de títulos nobiliarios... y yo con mis ojos irritados: con mi "hinchazón del monte". Menudo miope.






///

Todas las fotos entre noviembre y diciembre de 2012
Los aires rodean Guanajuato y Querétaro

(Para una mejor visualización, 
dé un clic sobre cualquier fotografía 
y desplácese sobre la barra de imágenes)

>



lunes, 14 de enero de 2013

Hay unos ojos


Carmen 


Me cantaron "Hay unos ojos" en Ajuchitlancito. 
Una de ellas, la mayor, era ciega. 
Otras dos vendían bordados 
con flores, callejas, 
olores de otoño, 
colores chillones. 
La cuarta se moría de frío.


Hilda 

J. Luz



Querétaro, México