Cuando no hay nada que decir
el clima
se encarga
del resto.
Entonces preparas café con LedZep en plano fondo:
(Play!)
Mueles a grano fino,
te pierdes en sus poros.
Fríes semillas de cardamomo.
Agregas canela, clavo,
pizca minúscula de sal.
Evocas Marruecos:
te vistes de azul
con los hombres azules.
Ordenas tu mente,
tus papeles,
tu corazón,
tu cartera.
Limpias el cenicero mientras lento hierve el agua;
te quedas en casa
y afuera llueve.
Llueve y tú aprovechas para dejar
l i b r e d e p o l v o
el terreno minado de recuerdos
de las azoteas que has conocido en tus años mozos.
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No sabes lo que vendrá,
no sabes nada
en realidad;
pero imaginas:
así te calientas las neuronas
y las galletas en el horno
al tiempo que sacas del refri
tus miedos y la mermelada de melón.
Lavas mecánicamente tu taza
y sonríes en memoria
de las tazas muertas.
Un cálido bip te indica el camino
a la cafetera y a la flora y fauna exterior.
Alzas tu mirada;
aún no llueve
¡pero has pensado en lluvia!
y eso te colorea las mejillas.
No tienes nada que decir
y el clima arrecia.
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septiembre/octubre
entre Xico y Querétaro